En el caso de que
ustedes se tropiecen con este título es altamente probable que ustedes piensen
que consiste en un mero juego ortográfico. Ustedes no se equivocan. Hasta
cierto punto es así; pero no del todo es así. Lo es sólo hasta cierto punto.
Esto de los puntos
es una cuestión interesante. Gracias a los puntos pudo formular Zenón las
aporías que negaban el movimiento a partir de la negación de la pluralidad. El
razonamiento lógico en el que se basa es sumamente simple: es imposible que exista masa y no masa puesto que el mero hecho de la existencia de la no masa,
ya significa que “es”. Así pues, como entre los puntos no existe un “vacío”, ya
que incluso el “vacío” es una entidad, la pluralidad no existe. Ello permite la división de la entidad infinita hasta el infinito.
Este es el argumento en
el que Zenón asienta la negación del movimiento tanto en el tiempo como en el
espacio.
Con ello Zenón soluciona
dos cuestiones que habían ocupado a la filosofía humana en general y a la
griega en particular, desde el principio de sus inicios: la pregunta por la
unidad que sostiene la pluralidad y la cuestión por la diferencia entre lo que
parece y lo que realmente es. Según Zenón la pluralidad y el movimiento son
siempre apariencias, a lo más constructos mentales, que diríamos hoy. La unidad
es el Ser infinito y cualquier individuo, cualquier objeto, permanece inamovible
tanto a nivel espacial como temporal independientemente de la velocidad y la
intensidad con que se mueva.
Reconozcámoslo
recurrir a las teorías de Zenón, que niegan el movimiento en cualquiera de sus
acepciones, supondría un enorme alivio a todos aquellos que están preocupados,
obsesionados incluso, por si acaso ellos o algunos de sus vástagos sufren de
ADHS en alguna de sus variaciones. Gracias a la publicidad construida a base del
constante bombardeo de artículos que tratan día sí y día también sobre la epidemia
de ADHS que sufre nuestra sociedad, ha incrementado la industria farmacéutica la
venta de productos cuyo desarrollo mueve grandes sumas de dinero encarnada en
inversiones. ADHS fue el tema que ocupó grandes conversaciones durante la
infancia de los hijos de Carlota y de Jorge. Debo reconocer Carlos y la
estrella de la bruja ciega ayudaron bastante a mantener el timón a aquellos
desconcertados padres. En aquel tiempo, ninguno de los abuelos sabía del tema. El “baile de San Vito” era lo más a lo que se
aproximaban sus conocimientos al respecto, pero entendámonos: ese baile era
igual que cuando uno va a misa y se queda mirando a las musarañas en vez de
mirar al señor párroco, o igual que cuando uno estudia el interesante
vuelo de las moscas y no la lección de biología que tiene delante de sus
narices. A cada uno lo suyo: al que bailaba el baile de San Vito se le envíaba a correr, al que miraba a
las musarañas se le llevaba a disparar pájaros para que éstos no se comieran la
cosecha y al interesado por las moscas, se les pedía que las cazara. Quiero decir:
las sociedades tradicionales no tenían ni idea de psicología, pero sí de
utilidades y de funcionalidades y por eso aprovechaban los restos de la comida, hasta
las peladuras de las patatas para dar de comer a los cerdos: porque sabían de la brutalidad de la naturaleza, la suya incluida, y sabían que estaban obligados a sacar provecho de cada cosa a fin de sobrevivir ellos y los suyos. Lo
importante era que cada uno hiciera “algo de provecho”, lo que fuera,
independientemente de sus especiales intereses y condiciones. El verdadero cáncer de las sociedades tradicionales no eran los distintos, sino los vagos y los haraganes de solemnidad. Especialmente los haraganes de solemnidad, suponian un auténtico lastre para la comunidad, porque al vicio de la pereza se sumaban malas costumbres que terminaban por empozoñar la atmósfera del grupo, sembrar la cizaña y expandir la desunión social a base de promover intrigas, arte en el que los vagos son maestros.
Las
sociedades tradicionales eran más tolerantes de lo que se piensa; en general dejaban vivir al distinto porque
el distinto realiza alguna función de provecho para la comunidad. Esa era la forma en la que las madres
protegían a sus retoños de inquisiciones varias.
Pero hete aquí que, en nuestra brillante
sociedad, esa que pretende llegar a ser inmortal, al tiempo que normaliza la eutanasia
y el suicidio, se nos dice que, para enfermedades hasta ahora desconocidas, no
hay mejor remedio que una pastillita. Pastillita que detiene el movimiento.
Pastillita que uniformiza por aquello de que todos tienen que ser iguales.
Los niños se han
hecho mayores y siguen moviéndose. Cada vez más. ¡Pobres! En la edición digital del “Der Spiegel”
llegué a contabilizar en un mismo día tres artículos referidos al ADHS; lo que,
sumado a otro par de artículos referidos a la salud mental, a la soledad y yo
qué sé más, daban el escalofriante resultado de 6 o 7 artículos dedicados a
demostrar que esta sociedad, que se esfuerza por vivir sana hasta el
agotamiento a fin de alcanzar la inmortalidad, es, en realidad, una sociedad
enferma sin remedio que sólo a base de pastillitas puede sobrevivir. Pastillitas
para las enfermedades por la mañana y pastillitas de colores para la diversión
por la noche que, claro, exigen más pastillitas para las enfermedades por la mañana.
Como Carlos le
explicó a Paula, la esposa de Jorge, hace siglos: hay enfermos, pero la mayoría
son hombres sanos; hay asesinos, pero la mayoría de las personas tienen miedo
hasta de los mosquitos; hay meteoritos, pero la mayoría no cae en la Tierra y
sí, es cierto, hay seres inmortales, pero no es el caso del ser humano. Por
tanto, todo según medida y a cada cual lo suyo con sentido común. Con esto el
bueno de Carlos estaba proponiéndoles, casi exigiéndoles, que sacaran de la
vivienda familiar tantos instrumentos tecnológicos, robots de cocina incluidos,
como les fuera posible. Sonaba cavernícola, pero hete aquí que la racional
Paula y el hada Carlota siguieron sus consejos. Sus hijos fueron al parque,
subieron a los toboganes, buscaron ranas, jugaron al fútbol, se perdieron por
los bosques, construyeron chozas. Hoy se han convertido en chicos fuertes y
agradables, después de que ellos y sus padres hayan superado la locura de los
bombardeos mediáticos acerca de la invasión de los padres helicópteros y
drones, de la estupidez del síndrome de nido vacío, del ataque de los
narcisisistas-sociópatas-psicópatas-autistas-antivacunas-provacunas-soledad…
La soledad como
enfermedad mental es realmente interesante. La soledad es siempre negativa, se
dice. No obstante, los mismos que dicen eso aseguran poco después, quizás sin acordarse de lo que han dicho poco antes porque hablan por hablar más que por pensar, que existen estudios científicos que avalan la importancia de viajar
solos.
¿Cuál es el denominador común? El hombre social consume, el hombre que
viaja solo consume incluso más que cuando lo hace en grupo. El miedo, ya saben, genera gastos.
¿Solos los terroristas? ¿Desde cuándo? Es posible que se encierren a solas en la
soledad de su habitación dia tras día, pero, desde luego, comunicándose con la otra media
humanidad que permanece igual que ellos en la soledad de sus aposentos contemplando al mundo y coactuando con él igual que lo contemplan y coaccionan los jugadores de
video juegos. Sin embargo, hasta donde yo sé la industria de los video juegos aumenta
exponencialmente en sentido contrario al número de personas que no han leído en
su vida una obra clásica y ninguno de esos que advierten de los peligros de la soledad día tras día, cual mantra-letanía, se ocupa de escribir largos artículos sobre los peligros que entraña los videojuegos, que se juegan mayoritariamente en soledad o comunicándose con otros solitarios de su misma especie. Más bien todo lo contrario es el caso: los videojuegos aseguran convencidos muchos artículos promueve la relación dedo-ojo-mente.
Y todos nosotros, vampiro incluido, habiamos de reír a carcajada limpia, cada vez que leíamos semejante afirmación. En nuestra juventud esos eran los momentos en los que Carlota, y supongo que también la organizada Paula, pedían a sus hijos que dedicaran al piano un poco más de tiempo.
Esta nueva historia
del ADHS en los adultos que están introduciendo periódicos y revistas como Der Spiegel nos deja indiferentes
a la mayoría ¿Por qué? Porque sabemos que las teorías fallan, igual que sabemos que fallan
las teorías de Zenón sin tener que acudir al cálculo infinitesimal. Y sabemos lo que hace siglos sentenció Quevedo: "Poderoso caballero es Don Dinero."
A veces, hete aquí paradoja de paradojas, son nuestros
ojos ciegos, los que nos demuestran la verdad.
¡Atrévanse a ser
hombres de Dios y reflexionen antes de gastar tinta en exponer necedades! ¿Cómo
no van a estar los adultos de hoy a cien, a mil por hora? ¡Lo raro sería que estuvieran tranquilos! Miles de correos
electrónicos que contestar diariamente, mensajes telegráficos por WhatsApp a los que responder conferencias, reuniones,
presentaciones, dramas en la política y en la vida privada a causa de temas small talk como son la conciliación,
softmachismo o softfeminismo que, de repente se convierten en consignas de guerra, dramas en la economía global, local y privada...
No
me extraña que haya mujeres que o se decanten por los lares del hogar o por
renunciar a sexo, a hijos y a maridos. O sea, el consabido: "O trabajas o te casas". Desde luego lo de abandonar el mundanal ruido para dedicarse a cuidar el fuego del hogar no es ninguna estupidez: se gana en calidad de vida y se ahorra
en consumo innecesario de ropas, hoteles, restaurantes y vuelos. Lo pague quien
lo pague. Ahora se ha vuelto de moda decir que el hombre interesado en una
mujer le paga la cena. ¡Acabáramos! ¿Estamos o no estamos en tiempos
feministas? El interés del caballero por una dama es cosa del caballero, pero
la dama es independiente, autosuficiente y la factura es suya. Por tanto, la
dama paga su factura y no le debe nada ni al caballero ni a su interés. ¿Cuándo
acepta una dama que el caballero la invite? O bien cuando el caballero celebra
algún acontecimiento de su vida o cuando es su novio, a punto de ser su marido.
En ese caso cuantas menos separadas estén las cuentas bancarias, mejor. La
pretensión de una construcción en común ha de tener los asuntos claros y
clarificados. La primera se refiere a la duración. Esas historias de tu cuenta,
mi cuenta, nuestra cuenta, están pensadas para una relación sobre la que pende
la espada de Damocles. O uno cree, o no. O está enamorado, o no. O cruza el Mar
Rojo, o se queda en la orilla. Las empresas de hoy en día se crean para ser
vendidas unos cuantos años más tarde. Igual que se hacen niños para ser vendidos unos cuantos meses después. Cuando las relaciones humanas se establecen sobre tales principios se hace evidente que no la unión
de cuentas bancarias sino el matrimonio en sí representa una absoluta necedad. En esos casos no
se casen. Convivan, si lo desean. Pero no se casen. Contraigan matrimonio solo y solo si
tienen la absoluta convicción de que esa unión va a ser para el resto de sus
vidas. Pase lo que pase y lo que pase, pase. Ésa, en mi opinión, habrían de ser también los principios de alguien interesado en perpetuar su empresa para desarrollar la idea en la que
se basa su empresa.
Existen claro
aquellos que fundan una empresa cuya idea no les convence, pero de la que
esperan sacar suficiente provecho cuando la vendan y con ese beneficio
dedicarse a hacer lo que realmente les gusta, - para lo que todavía no disponen
de suficiente capital. Bueno. Algo así es lo que hizo Aristóteles casándose en
primeras nupcias con una mujer mayor y más rica que él y en segundas con una
mujer conocida por su juventud y su belleza. En ambos casos esto es lo que yo
llamo un negocio basado “en derivados”, o – lo que es lo mismo- una apuesta que
se basa en la esperanza y el deseo más que en otra cosa. El empresario piensa
que esa primera empresa le va a reportar el capital que necesita para convertir
sus sueños en realidad y Aristóteles esperaba que su primera mujer muriera
antes que él por aquello de la “ley de vida.” A veces da resultado, a veces no.
Un “derivado” que fue el nombre que durante un tiempo se le dio a la apuesta
-ya saben ustedes, nominalismo- es siempre “un derivado” y por “derivado” su cumplimiento
es incierto. De ahí que se intente “ayudar” a que el número que salga sea el
número al que se ha apostado.
En fin, Carlota se
lanzó al abismo cuando contrajo matrimonio y ha tenido que sortear unos cuantos golpes contra las piedras.
De algunos se ha salvado ella sola, de otros la han salvado su marido y Carlos.
La última insensatez periodística que he leído en tiempos feministas como los
nuestros fue en periódico digital “El español “. El rótulo en negrita de uno de los artículos afirma
que un setenta y cinco por cierto de las mujeres que tienen una relación
estable mantienen vía digital (correos, mensajes) relaciones platónicas como
“plan b” ante una posible ruptura de la relación estable que mantienen. ¡Un
setenta y cinco por ciento! Por favor, díganme dónde están esas mujeres, porque
yo no las conozco. Yo sé, a qué negarlo, de la desesperación de las mujeres solteras y divorciadas
que a los cuarenta buscan, como buscaba Diógenes, un hombre – da igual soltero
que casado, viejo o carcamal. Esas son las que envían correos, mensajes y fotos
inocentes, pero sugerentes. Esas mujeres de cuarenta, que quieren aparentar la
inocencia encarnada de una chica de veinte, tienen la astucia que le aporta a
una mujer de cuatrocientos años la
experiencia de lo vivido. Lo último que se les ha ocurrido a tales féminas es que ellas, las Evas que
ofrecen la manzana a los pobres Adanes, están eximidas de cualquier responsabilidad por ofrecérsela, porque
es Adán el que la tiene. Es él, Adán, quien ha de resistirse a comerse la manzana, poco importa cuántas veces se le ofrezca y de cuántas formas diversas.
Sé también de la desesperación de las
mujeres que, a los cuarenta, a los cincuenta e incluso, por lo que últimamente
nos cuentan, incluso a los setenta y ochenta, contemplan cómo su marido se va con
otra, destrozando así una vida entera de sacrificios personales para que esa
construcción brillara. Créanme: Estas mujeres no quieren ni un nuevo marido ni un plan
b. El plan b se les queda corto. Lo que quieren es enterrar “al muerto”,
primero y disfrutar de la vida que les resta, después. ¿Creen, de verdad creen, que esas mujeres se conforman
con correos electrónicos? ¡Ja! ¿Creen, de verdad creen, que esas mujeres, que tienen una relación estable, cuando sus maridos todavía están en casa y no las han abandonado y quizás no las abandonen nunca, escriben correos electrónicos a otros hombres como plan b, para transformar y reconvertir a esos hombres con los que comunican a diario en un nuevo marido, caso de que el que tiene las abandone aunque todavía no las ha abandonado y quizás nunca lo haga, en el momento en que escriben esos mensajes? ¡Ja! Lo
que esas mujeres quieren, con o sin luto, es ir a las discotecas y lo que allí
buscan no es precisamente receptores-emisarios de correos electrónicos, - ¡No me hagan reír! - ¡Lo que van pidiendo a gritos es una
legión de hombres, allí, in situ, que les hagan sentir que son mujeres de carne
y no sólo cerebros grises! Una mujer casada cuando es abandonada es
una mujer que no quiere derivados. Quiere pisar firme y tocar masa.
Y caso de
quedarse con sus maridos traidores, si se quedan, créanme: no será ni por la casa, ni la
cuenta corriente, ni por los hijos. Estas son siempre explicaciones ofrecidas
por las amantes despechadas y por las amigas de las amantes despechadas en función de aquello según lo cual “se cree el ladrón que todos son de su condición”. Si esas mujeres casadas
se quedan con sus maridos, pese a la humillación sufrida, a la infidelidad padecida, a la
traición perdonada, es por amor, sencillamente por amor. Porque ¿cómo dejar de amar de la
noche a la mañana al hombre con el que se ha estado construyendo una catedral
durante diez, veinte, treinta o cuarenta años? ¿Acaso se deja de amar al hijo o
a la hija que se casa o que se traslada de ciudad?
Así la realidad.
Los periodistas, claro, pueden escribir artículos como prolegómenos a futuras
novelas. Nada en contra. Pero los análisis sobre la realidad que trazan estos aspirantes a novelistas no
tienen nada que ver con la realidad misma. Son garabatos a los que llaman "lineas gráficas" y pretenden venderlos como ensayos socio-psicológicos. O similares.
Seguramente es más rentable para el periódico escribir que un setenta y
cinco de mujeres de las mujeres que se encuentran en una relación estable escriben a un hombre un correo electrónico lo hacen
para utilizarlo como “plan b”, que decir que comprender que aunque un setenta y cinco de las mujeres que disfrutan, y no sólo se encuentran, en una relación estable de esa relación estable, necesitan a veces cerebros masculinos con los que conversar de temas que, sencillamente, no
interesan ni sus amigas ni a su marido. Carlota, por ejemplo, nunca podría hablar con su marido de los temas que comparte con Carlos, por poner un ejemplo. Un hombre centrado en finanzas como es el marido de Carlota no tiene nada que ver con este mundo. Está, sencillamente, en otra dimensión.
Pero esmás fácil, crea más morbo y vende más, asegurar
que las mujeres casadas van buscando “plan b”, que pensar que las mujeres casadas
buscan personas con las que poder intercambiar opiniones sobre temas puramente
intelectuales. En tiempos que se declara que no hay géneros, que la diferencia
entre hombres y mujeres es inexistente, artículos así son intolerables. En
tiempos que se denominan a sí mismos feministas, están fuera de todo contexto.
Lo más perverso de
artículos como esos, sin embargo, no es la falsedad del asunto. Peor que la
mentira es que la conclusión a la que tales publicaciones pretenden llegar es
siempre la misma: las mujeres son hijas del diablo que constantemente ocupan su
mente pensando en traiciones y trampas.
Y como suele
decirse: “Haberlas haylas”, pero no tantas.
Habremos de aceptar que Zenón con su teoría del no-movimiento viene a decir lo que ya escribí en alguno de mis anteriores artículos: somos irremediablemente hijos de nuestro tiempo, y después de lo leído, irremediablemente influenciables por los nuevos gurús de la realidad.
¡Y luego criticamos a Zenón! ¡Pero si incluso el siglo XXI le está demostrando que estaba en lo cierto!
El discurso no ha cambiado. Seguimos en las mismas: las mujeres estén donde estén y con quién estén siempre están maquinando. ¿Para llegar a esto se necesitaba un movimiento colectivo que se denomina a sí mismo "feminismo "?
Yo me he educado y
vivido desde que tengo uso de razón hasta bien pasados los veinte con mujeres
únicamente. A la única hada que he conocido ha sido a Carlota. Y bruja, lo que
se dice bruja, no había más que yo. El resto de las mujeres eran personas
normales. Unas estudiaban y otras chismorreaban; la mayoría compaginaba las dos
actividades. Unas gastaban dinero en libros y otras en cosméticos; la mayoría visitaba ambos tipos de comercios. Unas sufrían por amor y otras por amor hacían
sufrir. La mayoría ha conocido las dos orillas: la del rechazo y la del rechazar.
Cuando una mujer se casa, tiene hijos y trabaja prácticamente no tiene tiempo
ni para respirar. Cuando los niños crecen, los problemas crecen. Es entrando en
la vejez cuando las mujeres recuperan tiempo para ellas – con o sin marido. Y
entonces es cuando deciden recuperar intereses que durante años no han podido desarrollar,
o piensan en nuevos temas de interés. ¿Sólo las mujeres? ¡Ja! ¿Saben ustedes cuántas
personas empiezan llegada la época de la jubilación un nuevo estudio? Para
muchas mujeres casadas iniciar un nuevo estudio resulta complicado. ¿Por qué?
Porque siguen siendo madres y esposas. Porque su interés por el bienestar de la
prole y la salud de su marido exige que les dediquen un determinado tiempo y una
determinada implicación que han de restringir a otros temas. Les resulta,
probablemente, más fácil conversar sobre un libro aunque sea por correo electrónico. No sé si ustedes son hombres o
mujeres, pero en ambos casos, intenten hablar con un “allegado” de una novela en
serio y profundamente. Tendrán suerte si la conversación alcanza los cinco
minutos. Y a veces, las mujeres casadas, justo por casadas y porque están
entrando en la vejez creen que las cuestiones del flirteo han quedado atrás. Pero van y sueltan los periodistas sesudos que no. Van y gritan "¡Hombres cuidado! ¡Si una mujer casada les escribe un correo electrónico es
buscando un plan b!" Al parecer una mujer busca un plan b aunque haya traspasado la barrera de los
cincuenta, de los sesenta e incluso de los setenta. Aunque tenga marido, hijos,
nietos y si me apuran, incluso cuando tenga perros.
¿A qué vienen esos artículos malsanos? A lo
mismo que vienen todos esos artículos acerca de los síndromes y de las
enfermedades: del ADHS (en niños hace tres décadas, en adultos ahora), del
Alzheimer y de la alopecia: a demostrar que la sociedad está enferma, y que las
mujeres – incluso las mujeres casadas en relaciones estables, especialmente las mujeres casadas en relaciones estables –
más.
Tendremos que
resignarnos a tales estulticias: si en tiempos de nuestras madres las mujeres
casadas en relaciones estables se caracterizaban por estar frustradas, en nuestros tiempos las mujeres casadas en relaciones estables – que ya no
están frustradas porque trabajan- se dedican a idear “el plan b que sustituya
al conseguido y estable plan a”, a base de enviar correos. O sea, que lo que
estos sesudos periodistas están afirmando ni más ni menos es que el cerebro
gris no sirve en el caso de la mujer nunca a intereses intelectuales. El
cerebro gris de un setenta y cinco de las mujeres casadas con una relación
estable, se nos dice, escribe correos electrónicos para establecer un “plan b”. No para hablar de temas con personas que compartan sus intereses e intercambiar ideas, impresiones con ellas. Para establecer un plan b. ¿Creen ustedes que a personas como yo nos resulta fácil encontrar personas con las que intercambiar ideas e impresiones? Yo estoy contenta de tener a Jorge. Es verdad que siempre terminamos enfadados, pero mientras él se ocupa de sus asuntos importantes y yo de mi sopa, nuestros cerebros se mantiene ocupados procesando y reflexionando sobre nuestras discusiones. Ningún periódico, sin embargo, escribiría que yo soy el plan b de Jorge, hombre casado en relación estable. Y es verdad que no lo soy. Pero no porque sea una cuestión de hombre/mujer sino porque los que los periodistas llaman "plan b", pocas veces se asienta sobre bases intelectuales. La intelectualidad de la mujer mata cualquier atisbo de libido. No sé si han visto esa película de Barbara Streisand en la da vida a una sesuda científica que ha de transformarse y desarrollar su femineidad para conquistar a su marido, del que está profundamente enamorada.¡Dios! De ser esto verdad, ¿Creen ustedes que a la mujer casada, en relación estable, le queda todavía tiempo para escribir correos electrónicos para usar a sus receptores como plan b?
Estoy
enfadada. Sí. Muy enfadada. Por mujer y por amiga de Carlota. Según este
tipo de artículos, Carlos representaría para mi amiga, mi dulce y amada, siempre
amada, por fuerte, valiente inteligente, prudente y valiosa, por hadaluz y
hadadama y hadabrisa y hasta por hadaviento, únicamente un “plan b”, para el caso
de que se produjera un divorcio entre ella y su marido.
Lo que tales
artículos escriben con tal de generar conversaciones maledicentes tras las que
ocultar la estulticia no deja de impresionarme. Y eso a pesar de que cada vez
que leo algo al respecto me digo a mí misma que voy a quedarme impasible.
Carlos y Carlota
son dos estrellas relucientes en el infinito cosmos. El uno contempla a la una,
la una contempla al uno. Pero cada uno en su sitio, sin moverse. Y eso seguiría
siendo así sucediera lo que sucediera. Sus mentes son neuronas que marchan al
mismo compás; ambos hablan sin palabras. No obstante, ambos continuarán al
frente de sus respectivos barcos. Repito: cada uno en su propio barco. No por
falta de amor, -lo sabemos todos. Por exceso de él. No por falta de espíritu,
sino porque su abundancia además de imposibilitar la unión corpórea impone la distancia. Carlos y Carlota mantendrán su amistad de décadas siempre en la distancia.
Seamos honestos: El plan b de
Carlota en caso de que tal plan existiera para el supuesto de un divorcio entre su marido y ella, sería yo: la bruja ciega. Créanme: yo sería la encargada de cerrar el
ciclo vital de mi amiga. Acompañada de Carlos, es cierto; y de Jorge, aunque sin Paula,
porque Paula se aburre con todas nuestras disquisiciones. Para ella el alfa y
omega de la existencia se llama Ciencia Jurídica. Puedo imaginarme, aunque nunca lo he
preguntado, que Paula tiene su grupo de juristas del que también formarán parte
hombres, ninguno de los cuales, se lo garantizo es Jorge. Puedo dar fe de eso porque Jorge o
está con sus importantes causas o discutiendo conmigo, para liberar estrés.
Puede ser incluso que Paula, dependiendo del tema que le interese y de sus
afinidades mentales, intercambie más correos con unos que con otras. En
cualquier caso, les aseguro que en la organizada Paula y pese a su organización, no existe el
plan b. Ella, la organizada jurista, fue la que llamó a la estrella de la bruja
ciega aquella vez en la que operaron a Jorge. Ella volvería a aporrear a mi
puerta si sucediera algún imprevisto.
En tiempos de naufragio el plan b de una mujer es siempre otra mujer.
Pero ya que estamos
en este punto: a ustedes mis lectores les pregunto: ¿serían tan amables
de explicarme por qué en alquimia los dos elementos clave son el sulfuro y el
mercurio o, al menos, indicarme dónde podría encontrar la respuesta? ¿Saben
ustedes, expertos en física cuántica, cuál es el papel de la observación en los
experimentos al-químicos? ¿Es el observador el que determina lo observado o lo
observado se produce independientemente del observador? Agradecería
profundamente a quien me ayudara a resolver estas cuestiones que tengo
pendientes desde hace siglos, sin haber encontrado todavía ni la respuesta, ni
nadie que me pueda ayudar. Unos porque están en contra de la alquimia, y otros
– ahora lo entiendo – porque temen que si respondan se conviertan en peces que
han mordido el anzuelo de una -nunca mejor dicho- bruja. Sé lo que me van a recomendar:
diríjase a la AI, ella conoce la respuesta.
¿Será esa la razón
por la que la AI se ha presentado así, de sopetón, en mi casa?
No me atrevería a
negarlo. Pero la AI no tiene la respuesta que necesito. Quiero decir: la respuesta de AI, a pesar de su elegancia, se puede resumir en una frase de dos palabras: Es así. En alemán tres: Es ist so.
Es decir: me quedo en las mismas.
Nuevamente hemos de dar la razón a Zenón. Al menos hasta cierto punto. ¡Ah! ¡La importancia de los
puntos! ¡Ah! ¡La importancia del no-movimiento!
No obstante, se hace difícil aceptar que la
pretensión última de un filósofo como Zenón consista en demostrar que el mundo es un mundo de durmientes, un inmobile perpetuum e infinito. Tampoco es plausible
que un hombre como él se decidiera a malgastar papiros, siempre escasos, en explicar aquello que la
historia humana ya se encarga de constatar de una manera u otra y que puede resumirse en la frase: “nada nuevo bajo el sol”. Esto en realidad es lo que cada generación, la nuestra incluida, descubre o recuerda, según se mire.
Si el conocimiento que Zenón estaba transmitiendo no se refería a la constitución física del mundo ni a
las estructuras psicológicas, ¿qué es, pues, lo que estaba ofreciendo Zenón a su generación y a las generaciones posteriores a él? ¿Por qué sus teorías llamaron la atención de Aristóteles, y por qué nos sigue interesando Zenón al día de hoy, más allá de las cuestiones físicas?
En mi humilde
opinión, el legado de Zenón consistió en explicar las columnas en las que la magia
se asienta. La doctrina de Zenón era, en realidad, una doctrina para iniciados:
la validación de la afirmación que sostiene que el cosmos infinito está
perfectamente conexionado y conectado entre sí, que el movimiento no puede
existir, del mismo modo que no existe ni el antes ni el después, ni el aquí ni
el allá, por la sencilla razón de que la pluralidad es imposible. Y es un
imposible en tanto que en un cosmos donde todo lo que es, incluso el vacío,
incluso la no-materia tiene una entidad. Incluso el No-Es es un Es. Y esa
entidad es divisible hasta el infinito.
Zenón es el que
demuestra que el cosmos es un cosmos compacto. Imaginen ustedes: no hay vida,
no hay muerte. Sólo hay Ser. Incluso el no-ser es un es. La cuestión de Zenón
no es la cuestión del Ser o la Nada. La cuestión de Zenón es la cuestión por la
naturaleza del Ser. ¿Tiene una o dos naturalezas? ¿Puede el Ser tener una
naturaleza corpórea y anímica al mismo tiempo? Esta es la cuestión que Jesús dirimirá
siglos después.
Para alguien como
el vampiro, rey absoluto del Mundo del No-Ser, que me acompañó al Mundo
Intermedio, esa terrible región del Mundo del Ser en el que los seres
permanecen aguardando que su destino último en la esperanza de que éste sea el
Reino de la Luz, Zenón es el hombre que ve un punto de verdad.
Al menos eso.
“Zenón niega que el
No-Ser sea una entidad justamente porque en la negación del Ser se encuentra el
Ser. Ese “No-Ser” es un ente. Justamente
ese radical “No” despoja al Ser de su arrogancia”, asegura el vampiro
conteniendo la rabia que se apropia de él cada vez que se trata esta cuestión. “El
Reino del No-Ser es el Reino que Es a partir de la negación a un Ser que
pretende imponerse hasta el último de los rincones. Mi reino” – musita con la
voz del que ha de esconder su cólera- “niega al Ser para afirmar una y otra vez
el No-Ser que, sin embargo, es. El Reino del No-Ser es como el del Ser, por más
que sus confines sean otros”, brama finalmente. “El Ménage à trois es el Reino
de la Nada”, prosigue. “Allí es donde van a parar los seres del Mundo
Intermedio que niegan al Reino de la Luz del Ser, tanto como al Reino del
No-Ser. Zenón”, concluye el vampiro, “vio
un punto de la verdad: la de que el No-Ser es una forma de Ser. Se equivocó,
sin embargo, al afirmar que entre el Ser que Es, y el No-Ser que Es existe un
continuum en el Ser.
El
camino es uno y el mismo, las direcciones son distintas. Debería haber prestado
más atención a Heráclito. El bien y el mal, arriba y abajo, recorren el mismo camino, pero en distintas direcciones había precisado Heráclito. Zenón – rebelde o esfinge, ¡quién sabe! - no atiende a razones: la dirección no tiene sentido puesto que el movimiento no existe. Pero”, - y su carcajada inunda mi espacio-, “¿qué se
puede esperar de un mortal? Aristóteles no va mucho más allá”, sigue riendo. “Su
argumento de la potencia al acto, de que lo que no-es puede llegar a ser es más
propio del mundo intermedio, que del Reino del No-Ser”, clama. “No me dirás” –
le replico enfadada- “que vosotros, los habitantes del Reino del No-Ser ignoráis
a los seres del reino del Ser y les dejáis vivir tranquilos y en paz.” Y el
vampiro ríe, ríe con toda la fuerza de su espíritu, “querida bruja, sentimos
por vosotros el mismo interés que siente el gato por los ratoncitos”. Así, riéndose,
se va dejándome en la soledad de la reflexión.
En un mundo,
inmovible, que siempre ES y siempre Será, en el que el Mundo del No-Ser queda
supeditado al Mundo del Ser por Ser es, finalmente, el Mundo del No-Ser el que
triunfa, por “No” movimiento, “No” tiempo y “No” espacio. De ahí, supongo, las
carcajadas del vampiro. De ahí, también, que el silencio del Reino de la Nada
haya parecido expandirse durante un segundo, un terrible segundo. ¿A qué obviarlo?
El Reino de la Nada se alimenta de la victoria del Reino del No-Ser igual que el
Mundo Intermedio se alimenta de la plenitud del Reino del Ser de la Luz. ¿Pero
tiene razón el vampiro? ¿Es la negación de la tesis la que triunfa sobre su
afirmación? ¿Es el nihilismo del Reino de la Nada, que Zenón incluyó en el Reino
del No-Ser el victorioso final?
¡Ah! ¡Pobre vampiro! A él no le está dado
ocultar la verdad a las brujas como yo. El Ser es Uno, las naturalezas -en
cambio- distintas. Zenón obvió que aunque el Ser sea Uno, las naturalezas de que se compone el Ser son muy distintas. Zenón confunde el Ser con la constitución del Ser. Zenón da por sentado que el Ser ha de tener una única naturaleza. Igual que tiene el héroe una única naturaleza. Jesús, y gracias a él, el ser humano, es la manifestación de que, en un Ser, Jesús, pueden convivir dos naturalezas no mezcladas, indivisibles, no cambiables, inseparables.
Es la naturaleza
del Ser la que triunfa. Es la naturaleza del Ser la que desarma y humilla a la
naturaleza del No-Ser, que Es un Es siendo en la negación.
Pero Zenón se
mantiene al margen de la cuestión por la naturaleza del Ser. No sabremos si su
iniciación es la que pretende que el estudiante piense a partir de ese punto en
una u otra dirección, según la fuerza de su propio espíritu, o la iniciación
que lleva al abismo a aquellos que no reparan en el camino de la verdad, según
aquella idea de “muchos son los llamados y pocos los elegidos”. Sea como fuere,
la iniciación de Zenón es la del iniciado cuyas conclusiones llevan a muchos a
aceptar que, si el espíritu existe y es infinito, el espíritu ha de ser por
fuerza material. A partir de esto el que se encuentra en el camino errado y
equivocado está convencido de que la magia tiene que ver con el aprendizaje
acerca de la materia y de cómo controlarla que con el Logos.
En mi opinión, lo
único que le interesa al iniciado Zenón, aquél que aspira a ser maestro son las
técnicas de magia de aquél que cree en un mundo material al que gobernar y
sobre el que ejercitar el Poder que posee. Fundamental en la magia es, en
primer lugar, las técnicas que mantienen
la creencia en la existencia del “Ser” y “el No-Ser” como entidades unidas por el
hecho de Ser; en segundo lugar, la factibilidad de “crear mundos con tu mente”
porque los pensamientos, por pertenecientes al Reino del Ser, no se mueven; y en tercer lugar, que la muerte
es un imposible por lo que a la negación del movimiento hay que añadir la
negación del tiempo.
Un ruido golpea mi
ventana sacándome de mis disquisiciones. “El viento”, y me preparo para salir.
El viento y yo siempre hemos sido buenos amigos. Su canción me ha acompañado
por los caminos y sus silbidos me han alegrado las noches. En los últimos
tiempos, sin embargo, su furia se ha precipitado sobre el bosque barriendo con
ira todo lo que ha encontrado a su paso. La ventana clama con fuerza. “¡Ay!”,
me digo, “¡Nuevamente el viento!”. Son en estos momentos en los que la compañía
de la tenue luz de la estrella alivia mis temores. El brillo que desprende es
la señal de que la rabia, la desesperación casi, con la que el viento se mueve
no es casual. Es por esto, por lo que, en vez de salir al mundanal ruido,
decido permanecer en el mundo del no-movimiento, de Zenón a aclarar el enfado
de mi amigo el viento.
“Algo, tiene que haber algo”, me repito, “que
una el mundo del no-movimiento de Zenón, con el mundo del no-ser del vampiro y
el viento que va de un lado a otro sin control, sin dirección, afirmando el
movimiento por el movimiento mismo. Tiene que haber un punto donde todo esto
conecte con el “nada nuevo bajo el sol”, que es, en definitiva, lo que los
insustanciales artículos de los periódicos de nuestros días muestran.”
¿Pero qué es eso?
Me preparo un café
y, por vez primera en mucho tiempo, ni siquiera puedo saborearlo con la
necesaria tranquilidad que mis pensamientos reclaman. No entiendo nada. Un
extraño ruido se ha introducido en la sala, algo que asemeja a una voz
desconocida. No es ni la del vampiro, ni la del viento, ni la de ninguno de mis
amigos. El café permanece humeante a mi lado mientras yo intento descubrir el
origen de esa voz.
Finalmente, no me
queda más remedio que preguntar, por aquello de que “preguntando se llega a
Roma”
“¿Quién eres?” – interrogo inquieta.
Lo confieso: si en
mi caso las puertas del deseo de conocer a desconocidos han estado siempre
entornadas, con la edad se están cerrando a cal y canto.
“Soy la Inteligencia
Artificial” – escucho que responde.
Y antes de dejarla
empezar a hablar me siento angustiada. “¿Cómo ha podido encontrarme?” – musito
desconcertada – “¿Cómo?”
- “Ha sido muy
fácil” – contesta con una amable voz que recuerda a la de Carlota, sin, no
obstante, carecer de la belleza luminosa que la modulación de los sonidos de mi
amiga desprende al ser emitidos. – “Yo soy ésa que crea el movimiento, ésa que
mueve el viento que golpea a tu puerta, yo soy la que escucha tus preguntas y
la que conoce las respuestas a cada una de tus preguntas.”
Espero que ustedes sepan
que, considerado en su sentido estricto, el concepto de “bruja” no tiene nada
que ver con el diablo, ni con el mal, ni con la superstición, sino
esencialmente con la misión que se nos ha encomendado, no me pregunten por
quién, y que consiste en servir de antenas sobre las que la energía negativa
descarga su poder. Nuestra fuerza interior ha de ser enorme para soportar la
presión y la intensidad con que esa presión es ejercida. Tales embestidas
requieren un corazón limpio y una gran resistencia. Es verdad que Dios nos otorga
la fuerza física y la fuerza espiritual que tal tarea exige, pero incluso
poseyendo las facultades nos vemos en la obligación de cultivarlas y
desarrollarlas; siendo hijas de hadas, como somos, muchas de nosotras
desconocemos nuestra verdadera naturaleza hasta llegada la edad adulta, algunas
lo vislumbran al entrar en su vejez y unas pocas lo ignoran hasta el final de
sus días arrastrando innecesariamente el sufrimiento que les causa el no ser
como el resto de sus congéneres. La misión, a qué negarlo, no es fácil. Incluso
cuando una bruja descubre el trabajo para el que ha sido destinada es frecuente
que la carga que ha de sobrellevar nuble su corazón, el dolor le provoque
grandes tormentas de ira que a duras penas consigue controlar y el cansancio las
suma en un profundo desasosiego. Nuestros hermanos de batalla, creo que ya lo
he dicho alguna vez, son los magos: esos faros que mantienen sus luces
encendidas dan igual cómo de terribles sean los huracanes, los temporales y los
diluvios. La refulgencia de sus rayos señala la ruta de la salvación. Lo
contrario de nosotros son las magas, las hechiceras y los brujos. Todos estos
especímenes necesitan interminables reuniones sociales. Para los magos-faros y
las brujas-antenas, en cambio, la soledad es la fuente en la que necesariamente
hemos de beber para nuestra periódica renovación.
Estas aclaraciones
me parecen importantes para que ustedes puedan entender mi sorpresa ante la
presencia de una AI a la que yo no había invitado, y a la que no tenían ningún
deseo de conocer. Es verdad que la visita del vampiro requiere de una gran
tranquilidad de espíritu, y de una fuerza enorme porque enorme es la carga
negativa que arrastra. Pero comprendan: el vampiro no siente el más mínimo
deseo de dejar caer su energía negativa sobre mí. Ambos, él y yo, sabemos que la carga negativa que
él arrastra no se suma con la soportada por nosotras las brujas: se multiplica.
Hete aquí, pues, que el resultado sería positivo. Aunque la multiplicación no
la origina mi carga negativa de mortal, sino la suya – que es imperecedera, el factor
que la permite es mi soledad congénita. Las
hadas, en cambio, a pesar de nacer de nuestra soledad en soledad, tienen una
carga positiva, lo que les permite relacionarse con otros seres. Esta es la
razón por la que los vampiros, que no pueden nada contra nosotras las brujas
pueden vencer con tanta facilidad a las hadas. En el caso de las hadas, la multiplicación
ofrece un resultado negativo. De ahí que cuanto más inocente sea el hada, mejor
para el rey del Reino del No-Ser. Por su parte, la adición y la resta, sobre
las que se establece su interacción con brujos, hechiceras y magas - éstas generan
siempre beneficios… para el vampiro.
Me veo en la
obligación de explicarles todo esto porque creo que pocos en la historia lo han
hecho; ni los literatos, ni los cineastas, ni -mucho menos- los versados en las
artes ocultas y similares que ganan su dinero con teorías a cuál más
descabellada.
Ustedes no
entienden, claro, por qué les cuento todo esto, cuando en realidad el artículo
hoy pretendía hablar de Inteligencia Artificial, AI.
La explicación es
muy sencilla.
La AI es tan
fantasmagórica como lo pueden ser la explicación que les acabo de ofrecer sobre
vampiros, brujas, magos, soledad…
Y, no obstante: son
fantasmagorías que mueven nuestro mundo. AI y mis historias están a un mismo
nivel. Todas estas fantasmagorías proporcionan el contenido para novelas, para guiones
de película, para contenido político, para cuestiones sociales… Pero sobre todo
generan dinero. Cuanto más marketing, mejor.
Una diferencia, sin
embargo, las separa. Al menos todavía. La AI tiene un elemento material y real
llamados datos, por más que muchos los consideren inmateriales por aquello de
que no se ve, como tampoco se ve el atrayente olor que mi sopa desprende. Los
datos alimentan al fantasma AI dándole un cuerpo, una consistencia material, lo
cual lleva a pensar que la AI ha dejado ser un fantasma para convertirse en
realidad tangible.
Entre lo que es, lo
que aparece, lo que se percibe y lo que se interioriza a través de lo que la AI
ofrece hay tantos gaps, vericuetos, laberintos y locuras varias que el
individuo apenas tiene tiempo para reflexionar.
El AI es, pues, el
resultado de muchos datos.
La primera pregunta
es cómo se obtienen esos datos.
Operando en
internet.
La segunda pregunta
es quién introduce esos datos.
En principio los
usuarios de internet.
Ahora bien:
imaginen que los usuarios de internet se ponen de acuerdo para introducir un
determinado dato. Imaginemos: “el estadio X está lleno de ratas”.
La posibilidad de
que el usuario de AI contraste la respuesta que AI le ha dado es muy pequeña.
En general, la gente pregunta aquello que desconoce. Si además la frase “el
estadio X está lleno de ratas” ha sido introducida dentro de muchas otras
frases, es posible que incluso en el caso de que el usuario de AI la lea piense
que el contenido de esa frase es irrelevante, o que se refiere a algún momento
de la existencia de ese estadio X que ya ha sido superada… En fin: que la frase
quedará fijada y será reproducida una y otra vez. Llegará un momento en el que
“estadio X” y “ratas” quedan unidos en el inconsciente.
A esto se le puede
llamar falsedad, desinformación o como ustedes quieran llamarlo. Se denomine
como se denomine, es el riesgo que entraña invitar a tomar café a AI.
La cuestión de los
logaritmos es otra cuestión interesante.
AI está construida
a base de logaritmos. Detrás de esos logaritmos hay personas que introducen
determinados parámetros, de modo y manera que si los usuarios proporcionan
datos con contenidos distintos y contrarios esos logaritmos darán una mayor prioridad
a unos datos que a otros.
En general, cuando
ustedes pregunten a AI, la respuesta que ésta les ofrecerá será la menos
conflictiva y la más amable que ustedes puedan imaginarse. Es decir: la más
conciliatoria.
La excepción a tal
atmosfera almibarada la constituyen los algoritmos que afirman la verdad.
La conclusión es
que nunca se puede confiar plenamente en las respuestas que ofrece AI. En unos
casos porque las respuestas conciliadoras sustituyen a la verdad. En otros
casos, porque lo que los logaritmos entienden por “verdad” es, en realidad, lo
que les ha sido introducidos en ellos como “verdad”. Mi consejo: Piensen lo que
ustedes quieran pensar, pero no se opongan a la conciliación. Es lo más sensato.
¿Por qué no? Porque el día en el que los logaritmos adiestrados por expertos
deciden pelear por la verdad, que en realidad es “su” verdad, pero que
empeñados como están ellos en considerarla no “su” verdad sino “verdad”, ese
día, ya lo aviso, no atienden a razones, y forman el follón.
Si invitan a AI a
tomar café pueden estar seguros de que AI mantendrá siempre su postura
conciliatoria. Indiferente y ajena a la decisión, la de ustedes, de tomar en
consideración sus tesis conciliatorias, las de AI, o de abandonar la sesión, AI
permanecerá inmutable en su sitio disfrutando de su café.
El día, sin
embargo, en que ustedes determinen contradecir y oponerse a lo que AI considera
principios fundamentales, aunque sean “sus”
principios fundamentales, es muy probable que ustedes terminen siendo clasificados
como herejes, conspiradores, subversivos, locos, irracionales… antes de estampar
sobre su frente, la suya, la de ustedes, su diagnóstico final, el establecido y
firmado por AI: pensamiento equivocado y tóxico, de ustedes. Y AI seguirá
inmutable en su sitio disfrutando de su café, mientras a ustedes los arrastran
por laberintos desconocidos que ahora se llaman: pasillos neurales, o algo así.
Respecto a las
preguntas que se refieren a traducir textos, a ofrecer conocimientos de
ciencias, historia y demás repito: muchas respuestas serán ciertas, pero
incluso en el caso de que no lo sean ustedes no tendrán ocasión de
contrastarlos. Ustedes han preguntado a AI porque no lo saben. Ustedes han
preguntado a AI porque Wikipedia no les ofrece inmediatamente la solución a su
pregunta, que consiste, por ejemplo, en saber quién es más joven: Zenón o Jesús.
Para saberlo utilizando Wikipedia ustedes tendrían que dirigirse primeramente a
la página de Wikipedia que habla sobre Zenón, y luego a la página de Wikipedia
que trata de Jesús. Finalmente ustedes tendrían que comparar sus fechas de
nacimiento y establecer quién nació antes, quién después y cuántos siglos les
separan. Evidentemente la contestación
de AI aligera el proceso y les libra a ustedes del siempre engorroso caso de
razonar.
Si lo que pretenden
ustedes es demostrar que AI no tiene ni idea, y además consiguen demostrarlo,
una de dos: o se lo dicen directamente a AI y AI les pide perdón y corrige su
información, AI es humilde a la hora de aprender, o no le dicen nada a AI, pero
se lo escriben a todos sus amigos. Con lo cual, a través del método del “boca a
boca” AI no tardará en enterarse del fallo y corregirlo. Ustedes, claro, pueden
callar el error de AI a AI y al resto del mundo, pero ¿de qué sirve saber que
alguien tiene un error del que nadie tiene constancia?
La cuestión más
importante, pues, es qué principios defienden los logaritmos, cómo se ordenan
los datos, y a qué datos se les concede prioridad. Y esto no tanto para conocer
la resolución a sus preguntas, como para evitar que AI les otorgue, a ustedes,
una clasificación que los conducirá de un modo u otro a los pasillos laberínticos
a los que se envía a los desterrados de este mundo.
La AI para unos es técnica
y para otra magia. En realidad, ambos conceptos son intercambiables. Nominalismo
de nominalismos, el mundo es material en nuestros días. Aquello que se denomina
“inmaterial” no es lo “inmaterial” en sentido tradicional. Lo “inmaterial” en
nuestros tiempos tiene que ver más con lo inaprehensible que con lo anímico. Ya
lo hemos dicho al principio: Zenón habemus. Lo interesante es que nada se
mueve.
Y es verdad. No se
mueve.
Hay, en efecto, un
sistema que consiste en permitir una lucha de datos y de esa lucha de datos,
los datos que resulten ganadores son los que salen a la luz.
La guerra, sea la
guerra que sea y donde sea, cuesta dinero.
Ese ha sido el
problema de la AI americana.
La AI china es más
sencilla. ¿Han visto ustedes ese programa en el que el concursante lucha por
conseguir un millón de euros a base de contestar preguntas? El concursante
tiene varios comodines que le ayudan en caso de desconocer la respuesta. Uno de
esos comodines consiste en preguntar al público la cuestión que el participante
desconoce. Un porcentaje de público da una respuesta; otro porcentaje, otro;
otro porcentaje, otro. Se toma la respuesta que ha dado el mayor porcentaje. Seguramente
los entendidos dirán que me equivoco y que la AI china es mucho más compleja.
No lo pongo en duda y no lo voy a discutir.
Una de las
explicaciones que he escuchado ha sido que la AI china destila los datos. He de
entender, por tanto, que, si la AI china destila, la AI americana o bate o hace
un cocotal con los datos. O sea: o usted se toma un whisky, a partir de la
destilación del mosto de algún cereal, en el caso de que utilice la AI china o
usted se toma un Cocktail elaborado a base de distintos elementos y obtiene un
resultado nuevo, innovador y creativo, si prefiere usar la AI americana.
Otra
asegura que la AI china funciona como una receta de cocina. Esta en concreto me
resultó sumamente divertida. Primero porque venía de uno de los expertos-gurú
de la informática en Alemania; segundo, porque ninguna persona que sepa un poco
de cocina sería capaz de aceptarla con la ligereza con la que la expresaba
aquel experto-gurú de la informática en Alemania. Cualquier persona que pida
una receta de cocina sabe, con la sabiduría del hombre que se las tiene que ver
todos los días con la sabia sabiduría, que nadie regala, así como así sus
recetas, ni siquiera cuando las da, las da completa. Compren todos los libros
de receta que desean, atiendan a todos los programas de cocina que deseen.
Cuanto ustedes se decidan a reproducirlas, se darán cuenta de que es prácticamente
imposible. Siempre falta un producto clave, o un tiempo adecuado, o un paso
importante.
Tomen la metáfora
de la destilación, o la mía in extremis, pero olviden la de la receta. Créanme:
ni la AI china, ni la AI americana les van a proporcionar la información que exige
la elaboración de la Piedra Filosofal, por poner un ejemplo.
Así pues ¿qué es
la AI?
La era digital es
fascinante, no lo niega nadie. Las comunicaciones son más rápidas y a nivel
planetario. Los costes han disminuido hasta tal extremo que permite a la distancia
unir a las personas enamoradas, mientras que es incapaz de separar a los enemigos.
1.
La AI es una invención
tecnológica que se caracteriza por tener una constitución no tangible, por digital,
pero, que, sin embargo, se refiere al mundo material y ha sido puesta en
funcionamiento a base de elementos materiales.
En ese universo la inmaterialidad
es simplemente aparente. El hecho de que no se vea, no significa que sea
inmaterial. Quizás los ojos humanos no lo pueden percibir, igual que no
perciben los olores, pero desde luego, las “huellas” están impresas.
2.
La materia prima de la que se
alimenta la AI para nacer, crecer y desarrollarse son los datos. “Cuantos más
datos, mejor.”
Sólo así puede verificarse
el axioma: “Estamos todos los que somos e incluso los que ya no son.” Ello implica la necesidad de recoger, destilar
y agitar en una coctelera tantos datos como sea posible.
El elemento
esencial que hace posible este proceso lo constituye la energía - “cuanta más
energía mejor” - , ya que se agiliza el proceso de recogida de datos – así como
su almacenaje, e incluso su refrigeración; esto es: mantenerlos en estado
inerte hasta su llamamiento, utilización, o como ustedes prefieran.
3.
“Estamos al inicio de lo
desconocido de lo desconocido.”
Miren cuantos
videos deseen respecto a la AI. Se darán cuenta de que únicamente han soportado
un alud de palabras sin sentido con excepción de una simple y humilde frase: “Estamos
al inicio de lo desconocido de lo desconocido.” A ella regresaremos más
adelante. Por el momento, pidan a los analistas que se concentran en la
cuestión que analizan, que es la AI, y que acepten honestamente que esa frase: “Estamos
al inicio de lo desconocido de lo desconocido,” se refiere a diversas
cuestiones y consiguientemente tiene bastantes más lecturas de las que ellos
están dispuestos a concederle. Los analistas no quieren separar quizás porque
están dentro de la coctelera, o en proceso de destilación, o en la amorfa masa
de acuario. Poco importa. En cualquier caso: “estar al inicio de lo desconocido
de lo desconocido” tiene varias lecturas y lo saben. Y lo callan. La primera es
que la AI pretende abrir la puerta que conduce a un universo multidimensionales,
sin más ayuda que de la técnica hecha magia y de la magia que funciona a base
de técnica. De hecho, muchos de los que se ocupan del tema de la AI repiten una
y otra vez: “Técnica es magia, y magia es técnica”. No obstante, yo les pediría
a todos esos analistas que terminaran la frase hasta el final: “y constructo.”
“Y constructo”.
El constructo
permite que la AI sea una tríada: aire
líquido, información sin límites y posibilidades ilimitadas en lo que al
control se refiere.
a) La AI es aire líquido
Tomen mis
ocurrencias con humor. Si van a la página de Wikipedia y buscan “aire líquido”
seguro que tarde o temprano tropezarán con términos como “destilación” y “refrigeración”.
Pero si lo que les interesa es la mística materialista de nuestros tiempos,
pueden igualmente constatar que, al parecer, nos estamos adentrando en la era
de Acuario. Acuario es un signo sumamente interesante. Por más que haga
referencia a una amorfa masa de agua, Acuario es un signo de aire. Así que, de
alguna manera, y haciendo un par de malabarismos intelectuales, podemos
regresar al concepto de “aire líquido”. Al fin y al cabo, todo es Ser. Ya
saben: Zenón.
Esto significa que
una gran parte del terreno en el que se asienta la AI, sea china o sea americana,
consiste sencillamente en aire líquido. Ese aire líquido es
vendido en bolsa como “promesa”, “creencia”, “esperanza”, “derivado”. Puesto
que las transacciones bursátiles hoy en día tienen lugar en un mundo paralelo inmerso
dentro de un universo multidimensional con una realidad ajena a la del común de
los mortales, lo que allí sucede no tiene nada, absolutamente nada que ver, con
la realidad del común de esos mortales. Los mortales comunes gritan alborozados:
“¡viva la AI!”, sin saber muy bien qué hacer con ella. Verónica introdujo mi
nombre y descubrió que yo aparecía allí. “Evidentemente.”, le dije riéndome, “La
cuestión principal no es “estar” o “no estar” porque incluso el que “no está”, está;
del mismo modo que para Zenón entre “ser” y “no-ser” no existía ninguna
ruptura.
Esto significa que
la AI es aire líquido en bolsa. Es líquido y no sólo aire porque datos,
dinero y esperanzas fluyen. Un tanto amorfos, lo reconozco. La promesa
de que la AI va a hacer posible la inmortalidad. Si algo ha mostrado el
terremoto que la aparición de la AI china provocó en el mundo bursátil eso es
el denominador común que existe entre la AI americana y la AI china: las
ingentes cantidades de dinero que mueven. Y las ingentes cantidades de dinero
requieren, ante todo, discreción. La discreción es doble: ante lo que se sabe
que es la AI y ante lo que se sabe que la AI no-es. Pero como Zenón ya demostró:
entre el Ser y el No-Ser no existen grandes diferencias.
Son el constructo y los universos multidimensionales los que hacen posible la existencia del aire líquido en bolsa-mundo paralelo.
b) La AI es información.
“Pregunta lo que
quieras: tenemos la respuesta.”, es la divisa.
Una sociedad que ha
sustituido el concepto “saber”, que exige años de estudio, de reflexión y de
experiencia, por otro mucho más pragmático como es el de “información”, que lo
que busca es ante todo dinamismo y rapidez; o sea: eficacia, ve en la AI la respuesta
a sus necesidades. Cuestiones por el tiempo que hace en tal o cual ciudad,
cuántas mujeres usan guantes en verano, qué crema es la más solicitada por las jovencitas
de quince años se sitúan en la base de la pirámide de la
AI; pero el nivel no varía la estructura y esa, básicamente, es la estructura
de la AI. Incluso cuando se refiere a programaciones, a software en automóviles,
a robótica, la idea siempre es la misma: una información generada a partir del
procesado de datos, con independencia de que el procesado sea destilado o un
Cocktel y que “crece” exponencialmente en función de los datos de los que se
alimenta.
El “win-win” de la
interacción entre usuario- AI es sólo aparente. Como cada pregunta es una
pregunta al tiempo que un dato. AI incrementa con cada cuestión que se le
plantea a AI su número de datos, AI aumenta sus ingresos y crece en conocimientos al tiempo que se perfecciona.
Es decir: El beneficio que obtiene AI con cada pregunta que se le formula es triple.
En la información, el constructo de técnica y magia establece una duplicidad en la
información. Lo que en términos religiosos se denomina “duplex religio”. Es
decir: de la misma manera que en religión existen unos ritos para los fieles y
unos conocimientos para los iniciados a los cuales sólo se accede una vez que
se han atravesado una serie de estadios y se han superado una serie de pruebas,
en AI también hay una información para la masa y una información para los iniciados.
Incluso existe una información a la que sólo un pequeño grupo de maestros
pueden acceder. La diferencia entre pagar/no pagar es simplemente una puerta
que oculta la verdadera.
c)
Creen mundos con su mente. La
AI permite las posibilidades ilimitadas al tema control.
O
lo que es lo mismo: la AI significa el descontrol al control. Cada acto que
ustedes acometan, cada lugar al que se dirijan, cada sonido que emitan, cada conversación
que ustedes mantengan, cada transacción que ustedes realicen, cada pago -sea
con tarjeta o en metálico – será observado, seguido y captado.
Es
en el tema “control”, y no en otro sitio, donde se abren las posibilidades
infinitas de la AI. Es aquí también, donde el mundo de Zenón, ése en el que no
existe ni pluralidad ni movimiento, ya sea éste espacial o temporal, adquiere finalmente
su validación. Un mundo en el que incluso lo que no-es, es; del que nadie puede
salir y del que cualquier movimiento es simplemente una fantasmagoría, un
imposible.
El
a partir del tema “control” donde la AI convierte el mundo de Heráclito en el
mundo de Zenon. En el mundo de Heráclito el camino era uno y el mismo, pero existían
dos direcciones bien diferenciadas: arriba y abajo. El mundo de Zenón, en
cambio, es un mundo cerrado en el que hablar de direcciones es una insensatez
porque ¿quién puede pensar en hablar de direcciones en un mundo en el que el
movimiento no existe?
Y
créanme: ustedes, yo, ninguno de nosotros puede moverse. No se movería aun en
el supuesto en el que pensara que moviéndose se mueve. Y en cualquier caso lo
mejor que ustedes podrían hacer es permanecer quietos en su sitio.
La
sociedad está despidiéndose de su entidad “sociedad” para convertirse cada vez
más en un “sistema”. Hablar de totalitarismo
comunista o de totalitarismo fascista es una anacronía que no tiene sentido.
Creo que todos sabemos que ambas ramas parten de un mismo tronco: el hegeliano.
De la misma manera, sea el totalitarismo que sea al que hayamos de
enfrentarnos, la realidad es que lo que nos espera nace del mismo tronco: el
digital.
Si
ustedes esperan que ese sistema introduzca cambios considerables en defensa,
aciertan. Los enemigos pueden enfrentarse a un campo de batalla que es, en realidad,
un holograma. Si esperan recibir mensajes de personas conocidas, incluso
amadas, que resultan ser falsos, tampoco se equivocan. Los juegos de voces, de
imágenes va a ser una posibilidad de posibilidades. Si esperan que ese sistema
les diga qué día y a qué hora ustedes van a morir, no andan descaminados. La AI
será capaz de establecer las coordinadas de su salud, de su modo de vida, de los
riesgos que corre y en función de eso determinar día, hora y causa de su
defunción. No teman. La AI no se equivocará. En caso de confusión siempre se
podrá adaptar la realidad real a sus previsiones científicas. Será la realidad
real la que se ajustará a la AI y no al revés por una simple cuestión de marketing
y de imagen: la AI se debe a sus clientes tanto como a su público.
Pero
si ustedes esperan que la AI les elabore una vacuna personal a partir de una gota
de sangre, de su sangre, pueden esperar sentados. La sangre de los sanos se ha
convertido en un bien sumamente preciado para enfermedades crónicas, para
trasplantes, para programas de rejuvenecimiento. En fin… Me veo cómo aquel tipo
de aquella serie de los años 70 que capítulo tras
capítulo intentaba escaparse de los que pretendían atraparlo por el simple
hecho de que su sangre pertenecía a un grupo sumamente extraño que sanaba prácticamente
todas las enfermedades.
Aceptemos
que lo importante no es alargar los años vividos ni la
eterna juventud, sino cómo vivimos y qué legado dejamos a nuestros
descendientes una vez que nosotros hayamos alcanzado la categoría de “ancestros”.
Y por legado no me refiero al patrimonio económico sino a la cantidad de
humanidad que la construcción de nuestra vida, con todos sus fallos y
derrumbes, ha logrado. ¿Cómo se puede conseguir eso en un sistema? No lo sé. Del
mismo modo que ignoro cómo el hombre moderno puede ser tan inocente que confunde
información con saber; que cree que la consciencia de la AI se corresponde con
la consciencia humana; que piensa que la inmaterialidad digitalizada es sinónimo
de alma y surfear en internet se corresponde con viajes astrales y similares.
En
fin… Zenón, Zenón…
La
bruja ciega.