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Sunday, September 11, 2022

Génesis 1. Dedicado a los grandes hombres y mujeres que padecen el síndrome del impostor

  

Génesis 1:4: "Y vio Dios que la luz era buena."

Génesis 1:12: "Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno." 

Génesis 1:16-18: " hizo también las estrellas. Y las puso Dios en la expansión de los cielos  para alumbrar sobre la Tierra, y para señores en el día y en la noche. Y vio Dios que era bueno." 

Génesis 1:21: "Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno."

Génesis 1:31: "Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera " 

COMENTARIO

Las enseñanzas del pasado son más sabias de lo que muchos están dispuestos a aceptar.

Cuando se lee el Génesis se observa a un Dios omnipotente que sale de sí mismo para crear y que se regocija con lo que hace porque es BUENO.

Dios pone su empeño y sus energías para sacar de si aquello que es BUENO.

Acerca de la perfección no dice NADA.

Por eso Leibniz se equivoca.

La prioridad de Dios no era la perfección del mundo; no era la perfección de la creación.

Lo que le importaba a Dios es que aquello que creaba fuera bueno. Y en esta acepción se incluía no sólo lo bueno sensiblero y cursi.

En la consideración de lo que Dios entiende por bueno, se incluyen incluso a los monstruos. En efecto: puede haber luz sin sombra? Y a veces no es la sombra el lugar desde donde la luz mejor se aprecia? Y a veces no es la sombra un refugio de la luz abrasadora?

Dios sale de sí mismo y crea y está contento de lo que crea porque lo que ha creado es bueno.

Es bueno por muchas razones:

Porque lo ha creado ÉL.

Pero sobre todo porque lo ha creado con la FUERZA INTERIOR creadora: con la alegría del que pone su corazón en lo que hace.

Dios como dice Lutero ama lo que hace, aunque como bien reconoce Leibniz, no siempre haga lo que quiera: las leyes de la física que él mismo ha impuesto le limitan.

El legislador queda sujeto a sus propias leyes.

Pero Leibniz se equivoca al decir que este es el mejor de los mundos, en el sentido del más perfecto de todos los posibles.

A Dios no le interesan las comparaciones ni los grados.

"Y vio Dios que era bueno"

Con eso le basta 

Por favor, piensen en ello todos esos grandes hombres con falsos complejos de narcisistas que padecen el síndrome del impostor.

Lentamente las psicologías de los Mainstream y de los Antimainstream agotan...

Isabel Viñado Gascón 





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