No es la primera vez que lo digo: existen personas que a los ocho años ya han comprendido el mundo en el que viven
y simplemente han de esperar a alcanzar la mayoría de edad. Acceder a los derechos que le permiten hacerse con él -el mundo en
el que viven - es fácil: un simple punto les separa del no poder hacer lo que quieren a conseguir todo aquello para lo que ya estaban preparados desde su niñez. Así pues, simplemente han de aguardar a que llegue el deseado momento. No obstante, esa larga espera encierra una lección: la de adiestrarse en el ejercicio de la paciencia. Por el contrario, otro grupo de personas, entre
las que – no me queda más remedio que confesarlo- me encuentro yo, llegaremos al fin de nuestras vidas portando la misma cara de sorpresa con la que
nacimos. Es, justamente, el asombro el que nos lanza al deseo de comprender. “Sorprenderse,
extrañarse, es comenzar a entender”, escribió Ortega y Gasset en las primeras páginas
de su libro “La rebelión de las masas”. Me gustaría creer que es así. No lo
es. Cuando el asombro empieza por la mañana y se mantiene hasta la noche
durante días, semanas, meses y años, uno termina por acostumbrarse a ese estado
mental. Si los que nacen sabiendo qué cosa es el mundo y en qué consiste han
de adiestrar la virtud de la paciencia, nosotros, aquellos que no salimos de nuestro
asombro, hemos de ejercitar la virtud del estoicismo; por fuerza hemos de ejercitarla porque es aquí
donde reside la posibilidad de sobrevivir en un lugar que nos resulta
absolutamente desconocido y que cada día nos depara una nueva aventura
imprevista que ni deseamos ni buscamos. Prestemos
atención: el estoicismo representa la posibilidad de sobrevivir al asombro, no
la garantía. Y ello porque la condición de asombrado conlleva para todo el que
lo sufre un gran peligro. El riesgo consiste en que, justamente porque uno sabe
de antemano que cualquier suceso va a asombrarle, acepta con una absoluta
naturalidad cualquier imprevisto y cualquier sorpresa, incluso la del encuentro con
un extraterrestre. Esto es lo que, vulgarmente se considera estoicismo. No obstante,
poco o nada puede solucionar el estoicismo frente a la cara inversa del asunto,
la cara oculta de la luna -diría yo- que se caracteriza por la tendencia a creer
que cualquier cosa es factible: incluso un elefante volando y que cualquier
cosa es realizable: incluso la construcción de ciudades marinas, que era uno de los sueños más
extendidos durante la década de los setenta, en el pasado siglo XX.
Estoicismo y credulidad, que algunos denominan ingenuidad, caminan en nosotros, mano con mano, en inestable equilibrio.
Así pues, en personas como yo, ese inestable equilibrio es el que transforma, de tiempo en tiempo, el estoicismo en furia
mosquetera y la absoluta credulidad en absoluta desconfianza.
Como ustedes saben, el carácter individual pertenece al ámbito de la privacidad. Por lo que a su estudio se refiere es muy probable que hoy en día éste se incluya dentro del apartado “neuropersonalidad”, o algo así. Convendrán que en este momento el prefijo “neuro” acompaña a casi cualquier asunto que se refiera a la psicología; incluso cuando ésta se dirige al campo del comercio se habla de “neuromarketing”. Nada bajo el sol, por otra parte: fueron los teósofos del siglo XIX-XX los que introdujeron las leyes mentales, las leyes de la simpatía, de la atracción y del magnetismo en la esfera mercantil.
¿Por qué si
no, creen ustedes que aquellos hombres de negocios sin ningún interés por la
filosofía o por el arte, que acudían a la ópera más por el cumplimiento de
sus obligaciones sociales que por su amor a la música, aceptaban de buen grado asistir a las reuniones de los teósofos, sus seminarios y conferencias varias, seguían sus clases por facsímiles,
compraban sus libros y gastaban ingentes sumas de dinero en financiar las
investigaciones acerca de dichos temas? Hombres como aquellos únicamente estaban
dispuestos a gastar el Pfennig que tanto esfuerzo les había costado introducir
en su bolsillo si estaban convencidos, absolutamente convencidos, de que el beneficio
que obtendrían sería la respuesta a su desembolso.
Puesto que no es mi intención deleitarles con los entresijos de mi
personalidad, y mucho menos ofrecerles un curso sobre neuropersonalidad, debo aclarar
que si les explico los rasgos que me caracterizan es para que entiendan la
gravedad de la situación en la que nuestra sociedad se encuentra.
Porque una cosa, en efecto, es que los atributos que me definen a mí, me definan a mí y a nadie más, y otra cosa, mucho más seria, más grave, es que esos mismos elementos determinen a una sociedad. Entonces se da algo sumamente peligroso: la identificación entre individuo y grupo.
No dudo que éste es el objetivo último al que se encaminan los seguidores de la
Era de Acuario, los amantes del Orden Inmutable y Eterno y esto: los seguidores
de la Era de Acuario y los amantes del Orden Inmutable y Eterno en todas y cada
una de sus posibles variantes: la de la Inteligencia Artificial y la del Nuevo
Hombre Evolutivo y Evolucionado incluidas.
Ignoro si ustedes comprenden lo serio del asunto. Estamos convencidos de que somos únicos para, de repente, un día como hoy descubrir que somos lo que somos porque hemos mamado de la misma madre comunicación, de los mismos mensajes subliminales, de la misma inteligencia colectiva. Es aquí donde se capta la diferencia entre el Ba y el Ka que los egipcios ya vislumbraron.
He de decir, no obstante, que es aquí también donde se hace necesario, prácticamente imprescindible, creer en el Absoluto eterno egipcio y en la doctrina radical de Jesús según la cual uno le debe cuentas sólo a ese Absoluto, al mismo tiempo que la doctrina radical kantiana en la cual, pudiendo llegar o no a la cosa en sí, con Dios o sin Dios, se impone la buena voluntad producto de una reflexión racional. Entendiendo por "Razón" allí dónde caminan a la par el entendimiento y los sentimientos. O lo que es lo mismo: allí donde el entendimiento es sentido y el sentimiento es entendido.
Aun en el supuesto caso de que ustedes no crean en este Absoluto metafísico descubrirán, no obstante, lo que yo ayer descubrí: que ustedes se encuentran inmersos en un absoluto al que no pueden negar y del que no pueden escapar. El absoluto al que ustedes pertenecen es el tiempo al que ustedes pertenecen. Ustedes son hijos de su tiempo, y el significado profundo de esta frase en la que el término "tiempo" se incluye de forma tan superficial, tan ligera significa ni más ni menos que "ese" tiempo, justamente "ése", es su absoluto colectivo. El absoluto colectivo al que usted y todos los que nacieron en ese tiempo pertenecen, tanto si lo quieren ustedes, como si no. Si no lo quieren pueden rebelarse contra él, pero será una rebelión "desde" ese tiempo absoluto colectivo al que pertencen. De alguna manera es aquí donde cobra sentido la rebelión de Lucifer. Uno, y eso incluye a Lucifer, sólo puede rebelarse desde el Absoluto al que pertenece y no desde otro. Y seguramente uno sólo puede hacerlo si está lo suficientemente cerca del núcleo de dicho Absoluto para conocer tanto sus puntos fuertes como sus débiles. Pero lo que Lucifer no entiende, y eso supongo es lo que le precipita al abismo, es que incluso esa rebelión no supone la destrucción del Absoluto primario, sino la formación de otro Absoluto.
Así que la primera conclusión a la que el descubrimiento de ayer, mientras escribía este artículo, y hoy, mientras lo corrijo, es que esa historia de "Nuevo Orden Mundial" es una gran patochada; al menos una gran patochada tal y como se ha entendido hasta ahora. No va a haber un Nuevo Orden Mundial que sustituya al Orden Mundial que existe. No va a haber una sustitución del actual Orden Mundial. Lo que va a producirse es la formación de un Orden Mundial paralelo al que ya existe.
Tendría que haberlo visto. Tendría que haber pensado un poco más sobre el sentido de la rebelión de Lucifer. Yo hubiera debido que haber reflexionado más detenidamente sobre el fenómeno actual consistente en la existencia de tantos obsesionados con hacer de Lucifer el portador de luz. El cristiano no presta gran atención a este asunto de la luz porque identifica luz con el fuego de los avernos. Los necios convierten a Lucifer en el rompedor de tabúes, de los tabúes que ellos quieren romper, claro. Y los paganos ni siquiera piensan en él y cuando finalmente lo hacen es para rodar alguna película. Al menos, piensan, se le saca algún provecho.
Y así de esta manera una, que soy yo, obvia el significado, el sentido relevante, de la rebelión de Lucifer. Permitan que mi estupidez me desespere. Permitan que mi ceguera me desespere. Estoy completamente decepcionada de mí misma. Descubrirlo ahora, justamente ahora, en el que las partes están cada vez mejor constituidas y representadas no tiene sentido. Antes; tenía que haber sido antes.
Por no haberlo reflexionado antes es por lo que yo y los hijos de mi tiempo, o sea: los integrantes de éste, nuestro absoluto, creemos vivir en el caos. Las décadas pasadas se han caracterizado por la polarización. Hemos creído que se trataba de una polarización ideológica cuando en realidad era una polarización de corte metafísico; abundaba la estrategia del espejo entre los contrincantes, cuando ya habíamos olvidado lo que significa la filosofía especulativa; se utilizaba la manipulación de sucesos en el tiempo, donde lo importante no era la manipulación del suceso sino la del tiempo; era común la alta flexibilidad en la narrativa – que otrora solía calificarse como cinismo- así como las luchas entre agencias comunicadoras que les obligaba, y obliga, a ser cada vez más inventivas, más creadoras de “frases fórmula” y de “contenido” a base del uso y abuso del nominalismo. Es verdad que fue mi caída en la Nada, de la que ya les he hablado en el "libro de la semana" la que me mostró el grave problema en el que se encontraba el Logos. El Logos se estaba utilizando tanto para la dirección ascedente hacia el Absoluto absoluto, como para la dirección descedente del Absoluto rebelde. Es verdad que supe discernir que el discurso actual era una inversión del Logos religioso. Pero me centré en la utilización del lenguaje religioso; en general, me centré en el mundo de las virtudes. E incluso cuando me ocupé del plano político fue meramente como expansionismo imperialista. En resumen: obvié en mi análisis algo tan fundamentalmente como es el significado de la rebelión de Lucifer en la metafísica filosófica. Podría alegar un par de argumentos en mi defensa, pero si eso no me reconforta a mí, a ustedes mucho menos. Ha sido un gran error, un gravísimo error, no haber vislumbrado las verdaderas intenciones de ese Absoluto rebelde.
En cualquier caso, ha sido el deseo de escapar del absoluto al que se está supeditado y la voluntad de crear un nuevo absoluto lo que ha incentivado la proliferación de la aparición de colectivos radicalistas apoyados, sostenidos y expandidos por aprendices de conductores de masas y por apátridas emocionales que sienten el deseo de encontrar un lugar al que llamar “suyo” porque no han sido nunca amados o quizás porque ellos mismos son incapaces de amar, ¡quién sabe!. Ellos, que tanto critican el acoso, ellos que a todo llaman acoso, son los que se han dedicado a acosar a las diferentes sociedades occidentales que, hasta ese instante, estaban durmiendo el sueño de la paz perpetua. Quizás no totalmente a lo Kant, pero desde luego sí a lo Habermas, al menos los intelectuales de nuestro tiempo, mientras el pueblo llano lo hacía a lo Vaticano Concilio II en la misa y en las fiestas a lo Coca-Cola anuncio 1971 en el que el grupo “Hilltop” cantaba una canción con la siguiente letra: I´d like to buy the world a home and furnish it with love, grow apple tres and honey bees and snow-white turtle doves.
Cualquier buen oyente hubiera recordado aquello de “hombre prevenido vale por dos" a lo más tardar en el segundo párrafo, al escuchar una frase innegable misteriosa, críptica.: “I´d like to teach the world to sing -sing with me – in perfect harmony.”
La primera pregunta que un buen oyente se hubiera formulado hubiera sido: “¿quién es “yo”?”; la segunda,” ¿Por qué tiene el mundo que aprender a cantar conmigo?” Y la tercera “¿qué significa en “perfecta armonía” en un mundo que cuando fue creado fue definido por el mismo que lo había creado como “bueno”, pero no como “perfecto” y mucho menos armónico, puesto que había concedido su regencia a una especie determinada, (¡y qué especie!: la humana?” . Digo a lo más tardar en el segundo porque ya el contenido de la frasecita primera permitía sospechar la dirección en la que se abría el camino: “I´d like to buy the world a home”. Comprar. Nada de construir. Comprar, es lo que se quería. El consumo a la carrera. ¿Para qué construir lo que se puede comprar? ¿Para qué tricotar jerséis de lana cuando se pueden adquirir sin esfuerzos? Aquellas que llevaban ropas cosidas por sus madres, en vez de lucir prendas de confección, se sentían seres inferiores. Ahora ya no estaría tan segura. El “hágalo usted misma” es un incentivo, lo reconozco. En fin, el resto de la canción era el mensaje del anuncio acerca de la Coca-Cola y ya no nos interesa demasiado.
Esas tres preguntas es lo que cualquier buen oyente se hubiera preguntado en Estados Unidos. A España el anuncio llegó al año siguiente. Por un lado, se tradujo el texto original con un estribillo que decía “Hay que compartir el momento feliz. Hay que disfrutar las cosas de la vida.” Cualquier oyente inteligente habría comprendido que allí se contenía la declaración del “Carpe Diem”, y la despedida del “Sapere Aude”. En 1972 la canción apareció en España en forma de canción de Navidad. “Al mundo entero quiero dar un mensaje de Paz y junto al árbol revivir la alegre Navidad. La chispa de la vida. Al mundo entero reunir…”
Llegado a este punto y aunque ustedes, ante la indiferencia que mi respuesta les provoca, ni siquiera se molesten en preguntármelo, me veo obligada a confesarles que soy una gran amante de la Coca-Cola. No tanto como lo soy del café; Sin embargo, tras el café y el agua, mi tercera bebida favorita es la Coca Cola. Primero, porque es beneficiosa para mi tensión siempre baja; segundo, porque me parece una gran tontería demonizar a distintos productos cuando por otra parte se perdona incluso al mismísimo diablo; tercero, porque una cosa es que cada cual cante lo que quiera, pero otra cosa distinta, muy distinta, es pretender que el mundo cante con él. Del mismo modo, pretender que aceptemos y nos unamos a las campañas que desde hace décadas se realizan periódicamente contra Coca-Cola revestidas de ideologías varias con la burda pretensión de ocupar el vacío que la retirada de la Coca-Cola dejaría libre a base de nuevos productos parecidos a la Coca-Cola misma, me parece inadmisible. Coca-Cola eligió aquella canción y aquella canción tuvo éxito porque aquella canción interpretó colectivamente lo que cada individuo sentía: un mundo de paz en el que todos podían cantar juntos, y en el que cada uno de nosotros sabía - y justamente porque lo sabía estaba en posición de enseñar al otro, al ése que todavía no lo sabía-, el significado de paz. Un mundo donde “perfecta armonía” se refería, o al menos eso creían,,querían creer, los oyentes, a la comprensión mutua. Era el tiempo de “ponerse en el lugar del otro”, el tiempo del “amor” con mayúscula.
¡Qué quieren! Yo amo la Coca-Cola igual que amé a Tom Sawyer y “a las aventuras de los cinco” y “Dos años de vacaciones” de Julio Verne y por la misma razón por la que desprecié “la rosa del Cairo”, de Woody Allen en su momento. Yo era tan estoica como crédula. Y deseaba creer en un mundo de paz, tanto como sabía aceptar que no lo fuera. Pero lo que no soportaba, lo que no soporto es que alguien me diga que eso que creo no existe. Ya se trate de Dios o del elefante volando. ¿Por qué? Porque yo estoy convencida absolutamente convencida de que el peligro que Michael Ende describe en “La historia interminable” es real: el mundo de la fantasía está desapareciendo y es importante ayudarle a sobrevivir sin quedar apresado en él.
Era el tiempo, pese a los hippys, del binomio estocismo-credulidad. Para ser hippy había que ser estoico aunque se fuera estoico a lo marihuana. "Peace bro", a lo hachís. Y esto también se lo creían. También se lo querían creer.
El binomio “Estoicismo- Credulidad”, así como su contrapartida: el binomio “carácter mosquetero- Desconfianza”, unido a la aceptación del mundo de la fantasía como un mundo aparte, en el que se puede entrar y salir, pero está prohibido quedarse, son los rasgos que me caracterizan como persona.
Este binomio estoicismo-credulidad en la persona pocas veces da buen resultado. En la sociedad resulta una catástrofe. Los hechos lo demuestran.
Las perversiones que tantas frases almibaradas ocultaban la canción- como ese autoritarismo incontestable del “yo” que quería ser "Yo", el totalitarismo de “la canción del yo”, que en España siempre se había conocido como “bailar al son de mi flauta”-, se descubrieron mucho tiempo después y demasiado tarde. Se descubrieron cuando el mundo ya había perdido la Fe en sus gurús y en sus conductores de pueblos, ya fueran de corte espiritual, intelectual, moral, político, e incluso económico. Ahora es cuándo deberíamos preguntar (y contestar) por qué se perdió la Fe justo cuando un mundo entero quería creer y quería cantar unidos.
Se perdió porque la Fe que se cantaba era una Fe falsa, basada en egolatrias que se esforzaban por imponerse a base de sensiblería dulces y edulcorantes. Nadie quería ver la falsedad, claro. En aquel momento parecía que los horrores de la guerra habían terminado para siempre y cada "yo" se consideraba parte de la victoria y hacedor de esa victoria; por tanto, cada uno se consideraba con el derecho a disfrutar de los privilegios que la victoria consigue. La URSS victoriosa en la segunda guerra mundial, era perdedora en el mundo libre y por eso era comprensible que amara el mundo libre; esto es: el mundo de la Coca-Cola y de los pantalones vaqueros originales Levis. El mundo libre los convirtió en símbolos del binomio estoicismo-credulidad en el que se encontraba inmerso.
En fin, cada uno interpretaba el sentido de ese peligroso segundo párrafo de la canción atendiendo al sentido colectivo que en aquel tiempo se tenía acerca de cantar en grupo: a lo pop, a lo alegre, a lo inconsciente, - incluso en la iglesia se cantaba pop -. Nadie, (o muy pocos), suponía, que la perfecta armonía se identificara con el "nirvana aquí y ahora" y ello porque la mayoría pre-suponía, esto es: daba por hecho, que la canción se refería a la "paz aquí y ahora" conseguida por la victoria sobre los fascismos europeos. Porque España, -se creía-, no era fascista, -se decía; “Spain ist different”, se decía, y por eso España no era fascista sino franquista, porque se decía, porque se decía se creía, porque se creía se decía. Solamente quedaba cantar juntos. En realidad, España era un fascismo aliado de los Estados Unidos; pero se le consistió en ser franquismo y hacerla partícipe de ese mundo libre. La libertad en España fue sinónimo de posibilidad de consumir tanto como el dinero de uno se lo permitiera a ese uno. Lo mismo que se le consintió a España con su franquismo, se le ha consentido a la República Comunista China con su comunismo. Nominalismo.
El nominalismo ya había nacido en 1971. En realidad, había nacido siglos atrás y se había terminado de instalar en nuestra sociedad occidental gracias a aquellos avispados teósofos,- no me cansaré de repetirlo. Aquellos avispados teósofos que junto con el nominalismo introdujeron la práctica que después se ha “normalizado” y que ha consistido en tomar un punto de verdad y rodearlo de grandes pamplinas, por no llamarlas “deplorables mentiras” y que han transformado el estudio de la filosofía hermética y de la mística europea en magia simplista que combina los juegos de prestidigitador con los avances científicos. No me extraña que, viendo lo visto, se hayan ido subiendo al carro, cada vez más, las lectoras de tarot, las brujas de cuento, las supersticiones, las congelaciones de nombres de personas en tiempos de cambio climático y similares. En fin, todo excepto el estudio tranquilo, la reflexión reposada y el diálogo agradable con uno mismo y con el autor que viene de visita acompañado de su libro.
Es necesario decirlo: Lutero cometió un grave error al no admitir en “su” Iglesia a los
mismos que le habían inspirado y sostenido su construcción: los místicos alemanes portadores de la tradicion perenne, de la filosofia hermética. Hasta cierto punto es comprensible: Lutero venía de
donde venía: de la tradición agustiniana y allí sólo tenían cabida dos
ciudades. Lógico, teniendo en cuenta que el bueno de
Agustín, padre de la Iglesia católica había sido en su juventud un convencido
maniqueo. Un convencido maniqueo no deja su convencimiento fácilmente: encuentra nuevos lares. Estos fueron las dos ciudades. ¿Algo personal contra San Agustín? Nada. Aunque puestos en elegir prefiero a San Alberto
Magno, e incluso al optimismo de Santo Tomas de Aquino y sus pruebas de la
existencia de Dios. No sé, francamente, si éstas dan prueba de la existencia de
Dios, pero desde luego de su inteligencia, sí. Ustedes, ya saben, soy una absoluta
partidaria del “Cogito, ergo sum”.
Esto que yo pensaba que era lo que me hacía una persona personal individual e intransferible es lo que se ha revelado ahora, en este instante de mi vida, justo cuando, como poco, me espera iniciar el viaje hacia la vejez, primero y hacia la eternidad, después, como falso. Los rasgos que yo creía que me pertenecían como propios, son en realidad los atributos que caracterizan a todos los de mi tiempo. Al absoluto temporal colectivo. Cada cual se aposenta allí con un gesto diferente, una pose propia, pero ni siquiera esto es propio; tal vez, como mucho, simplemente elegido de entre los gestos y poses que se ofrecen.
Lamento no haberlo visto antes. Seguramente tampoco quería verlo. Hasta cierto punto es comprensible: Lo que a una persona individual instransferible le resulta soportable, aunquesea a duras penas, se torna en una catástrofe cuando se extrapola a toda una sociedad.
Una sociedad dirigida por el binomio estoicismo-credulidad es una sociedad dormida, pero cuando se despierta y descubre la realidad, la verdadera realidad, ese binomio se invierte y aparece el binomio fuerza mosquetera- desconfianza absoluta.
La fuerza mosquetera es una fuerza noble, no lo duden, pero un tanto desordenada porque se rige más por los sentimientos que por el entendimiento, incluso cuando parecen querer oponerse a ello, como es el caso de Aramis.
Mientras la sociedad es estoica al mismo tiempo que crédula entiende el “Carpe Diem” como una excursión al mundo de la Fantasía. Ello conlleva siempre la amenaza de quedar atrapada en el mundo de la Fantasía, al tiempo que ésta ha de afrontar el peligro de ser devorada por la Nada.
Cuando esa sociedad invierte ese binomio, y se convierte en una sociedad mosquetera y desconfiada, esto es: en una sociedad que explota sin avisar y por cualquier cosa y que no se fía ni de su sombra, como suele decirse, la fantasía se convierte en fantasmagoría. Una sociedad así no precisa de enemigos externos para sucumbir: una sociedad tiene la enfermedad dentro de sí y la enfermedad se caracteriza porque es el exceso de leucocitos, el exceso de mecanismos de autodefensa el que genera la implosion.
Cuando los enemigos externos se aperciben de la enfermedad que sufre esa sociedad, - y créanme: siempre son los enemigos los primeros en notar la debilidad del contrincante- simplemente tiene que acentuar en esa sociedad la impresión de que el peligro interno en el que se encuentra es mucho mayor que el que creía en un principio. La autocritica injusta y en exceso de una sociedad hacia sí misma la neutraliza y la incapacita para la defensa interior de sí misma, mucho menos hacia el exterior. Cuando esta enfermedad ataca a sus órganos esenciales, esto es: a las élites, esa sociedad está prácticamente dejada a su suerte. Esto es: a la suerte que los dioses decidan.
Es en ese momento donde un Otro orden mundial puede alzarse con la supremacía.
Bien, pues tengo la sospecha, la firme sospecha,
de que es ahí justamente donde nos encontramos.
Si mis sospechas, mis bien fundamentadas sospechas, son ciertas yo no soy la individual individualidad caracterizada por una personalidad y unos rasgos que son los que la convierten en única, en sui generis, en bruja – si ustedes lo prefieren.
No. De repente soy una gota de ese océano llamado sociedad dentro de la ola que atiende al nombre de “generación”. Soy lo que se ha dado en llamar "Hija de mi tiempo", sumida en un absoluto metafísico al que los egipcios llamaban Ka y en el que nosotros no creemos. Aunque no creamos en el Absoluto metafísico Ka, seguimos sumidos en "nuestro Absoluto Tiempo". Y , al igual de lo que ocurre en el Absoluto metafísico Ka, en "nuestro Absoluto Tiempo" puedo personalizar mi participación en ese absoluto colectivo, pero no puedo salir de él. La rebelión contra ese Absoluto no implica la destrucción de ese absoluto: significa la necesidad de creación de otro absoluto que, lo siento mucho pero así lo describe la metafísica religiosa de la que se nutre la inversión del Logos de la que bebe Lucifer, es un absoluto oscuro e irrespirable en el que la luz abrasa y crea sombras espectrales en las paredes.
A mí me parece esto algo terrible.
¿No creen ustedes que esto es algo terrible?
Pues bien, sigamos con el terrorífico escenario.
Sigamos.
Imaginen ustedes que ese oyente inteligente sí
existe. Y que se ha dado cuenta perfectamente del mensaje que encierra esa
canción. Se ha dado cuenta porque él mismo es quien se ha encargado de introducir
el mensaje, porque él mismo ha ido sugiriendo aquí y allá la atmósfera que le
interesa crear.
Y aquí estamos: en un mundo que había deseado creer estoica y crédulamente en la "perfecta armonía" para finalmente descubrir que “la perfecta
armonía” significa “absoluta y perfecta uniformización de gustos, deseos y
aversiones”, “el perfecto control”, “la perfecta sincronización de gestos, de
frases-fórmulas”, “el perfecto discurso de lo bueno y de lo malo”. Un mundo en
el que las casas no se construyen: se compran. Se compran con créditos y se venden
en función de la especulación inmobiliaria y planteando el problema generacional
de “viejos en grandes casas- jóvenes sin casa”. Amueblar esas casas se deja en
manos de decoradores que acercan las viviendas no se sabe si a museos o a
habitaciones de hotel; los árboles de manzanas se dividen en dos clases: los de la agricultura
que sale a bolsa y es, por tanto, susceptible de especulaciones y los de los movimientos
ecologistas; la construcción de la casa es el problema generacional de “viejos
grandes casas-jóvenes sin casa”; las palomas blancas se convierten en “ratas
voladoras” y por tanto hay que darles pastillas que las esterilicen e impidan que las calles de las ciudades sean ensuciadas con sus excrementos. Teniendo en
cuenta que por las ciudades modernas están empezando a pasearse liebres, zorros,
jabalíes y otros especímenes aparte de las consabidas ratas, y cucarachas, no
parece muy coherente proyectar nuestros ánimos de pulcritud única y
exclusivamente sobre las palomas, ¿no creen ustedes?
Y todo eso porque el binomio estoicismo-credulidad nos había arrojado en la falsa convicción de que el absoluto en el que viviamos era un absoluto eternamente estable y eternamente victorioso. Teníamos que haber escuchado a los antiguos egipcios y haber comprendido la importancia del Maat en el orden de ese armonía cosmológica. Teniamos que haber escuchado a los antiguos griegos y haber comprendido que la hybris es, justamente, la carencia de Maat. Teníamos que haber comprendido al antiguo cristianismo y haber comprendido que la vigilancia no sólo se consigue con armas, sino desde el corazón. Teníamos que haber escuchado a Maquiavelo y a Montesquieu que aconsejan la defensa militar cuando uno vive bien, porque la envidia ajena es algo contra lo que el hombre de bien ha de estar siempre preparado.
No lo hicimos.
Y así, de repente, un día, una que soy yo, despierta. Y sale de ese mundo - estoico-crédulo- en el que había entrado y del que, de ningún modo estaba dispuesta a marcharse. Sale porque la echan a patadas. Sale porque descubre con horror que su padre no sólo es Nostradamus, que eso ya lo sabía, sino Adán y Agamenón. Sale porque su madre, aquella que fue un día hada, se ha unido a magas, hechiceras y nigromantes hasta convertirse en una de ellas y no sólo incumplir su obligación de proteger a su hija sino de imponerle faltas que ésta nunca ha tenido.
Uno descubre el mundo, el verdadero mundo, fuera de su familia.
Y el binomio furia mosquetera-desconfianza absoluta hace su aparición. Los padres no aceptan a sus hijos. Los padres desconfian de sus hijos. Los hijos sólo buscan chupar su sangre, coger su herencia. Los padres reniegan de sus hijos. Y el enemigo, siempre vigilante, es el primero en notarlo.
En esto consiste la estrategia del absoluto rebelde de nuestro tiempo, ese absoluto rebelde que quiere separarse a toda costa de un absoluto en el que sabe de antemano que no puede reinar: en destrozar a las familias. Da igual que sea a base de divorcios, a base de favoritismos injustos, o a base de introducir huevos de cucús en los nidos para que los padres y madres prefieran a otros que a sus propios hijos.
Hans y Gretel abandonados a su suerte en el bosque. Niños sin padres porque papá y mamá tienen que realizarse. Porque la “chispa de la vida”, de la que hablaban los anuncios de Coca-Cola sin ni siquiera Coca cola saberlo, era la chispa divina que todos nosotros, -dicen papá y mamá después de haberlo oído en grupos nuevos y novedososos que los elevan a ellos, a papá y a mamá, seres normales y anodinos, a la igualdad con la divinidad- , llevamos dentro de nosotros. Papá y mamá lo han oído y ello les ha parecido sumamente interesante. La justificación del Carpe Diem es la chispa divina que habita en cada uno de nosotros. Especialmente de esos que económicamente se lo pueden permitir.
Hans y Gretel se niegan a escapar de esa burbuja que pensaban protectora. De hecho, la primera vez que son expulsados, el ingenio de Hans, que utiliza los guijarros, unido a su binomio estoicismo-credulidad logra hacerlos regresar a casa. Hans y Gretel creen en el amor Mantra que sus padres les recitan cada noche antes de ir a dormir.
Únicamente cuando Hans y Gretel descubren - sin querer descubrirlo pero obligados a descubrirlo al ser expulsados por segunda vez de la burbuja- , que esa burbuja es ponzoñosa pueden enfrentarse a la realidad del mundo real y comprender el verdadero significado de cada frase, de cada fórmula que antes se les pasaba desapercibido sencillamente porque no pensaban que pudiera tener otro distinto que el que ellos le daban al “yo canto” de la canción, ¿recuerdan?
Pero Hans y Gretel no pertenecen a la generacion de sus padres.
Hans y Gretel pertenencen a otra generación. La primera generación, la de sus padres, creció en el binomio estocismo-credulidad, que en su inversión ha mostrado el binomio: fuerza mosquetera- desconfíanza absoluta. Y la fantasía ha dado lugar a las fantasmagorías.
Aunque Hans y Gretel comparten este escenario con sus padres, y han oído hablar de "la chispa de la vida" pertenecen a la primera generación que descubre no sólo que esa “chispa divina” permite a cada uno, y no sólo a papá y a mamá, la posibilidad de cantar "su" canción (la canción de cada uno), sino que además esa "chispa de la vida" les concede la posibilidad de construir mundos con su mente. El binomio fuerza mosquetera-binomio se ha transformado en la generación de Hans y Gretel en "crea mundos con tu mente".
Crea "mundos con tu mente " es lo que hace Hans al ver la casa de la bruja revestida de dulces. A decir verdad, la bruja del bosque era, como demuestra el cuento, bastante torpe. No. No es la bruja sino las mentes de Hans y Gretel las que crean la casa de dulces. Igual que es nuestra mente y no el desierto el que crea los espejismos a los que ha de enfrentarse.
¿Construir mundos con su mente? Sí. Construir. Han leído bien. Pero atiendan: lo único que le concede es la posibilidad de construir mundos con su mente. Todo lo demás tienen ustedes que seguir comprándolo.
Ahí empieza el follón. Todos quieren construir sus propios edificios, pero todos tienen que comprar el contenido del mismo. Y mientras cada uno construye su edificio particular con la fuerza de su mente, el edificio social se derrumba. Las ratas salen a la luz porque son legión. Los pederastas, los líos de familia que muestran y demuestran lo que nadie quiere aceptar: que “Bodas de Sangre” y “La casa de Bernarda Alba” no es teatro: es la vida misma expuesta de la manera más delicada que ha podido el genial Federico García Lorca, porque la realidad, la verdadera realidad, siempre supera con creces al drama escenificado. Incluso cuando el drama se convierte en surreal, el surrealismo real es siempre más surrealista que el representado.
La filosofía hermética calla. La filosofía calla. El gallinero cacarea. Palabra contra palabra. Mentira contra mentira. Chispa divina contra chispa divina es siempre una guerra cosmológica a lo griega, o a lo hinduista, a lo que ustedes prefieran: es cuestión de gustos culturales. Imaginen cuando ésta guerra se transforma en una guerra de "crea mundos con tu mente" contra "crea mundos con tu mente".
El binomio estoicismo-credulidad ha dado la vuelta y ha aparecido su inverso el binomio: fuerza (furia) mosquetera con desconfianza absoluta.
Pero casi simultáneamente, con la siguiente generación, ha nacido un monolito: "crea mundos con tu mente" y la fantasía que después fue fantasmagoría es ahora "realidad virtual".
Realidad virtual son los huesos de pollo que Hans le muestra a la vieja, ciega y torpe bruja, haciéndole creer que son sus brazos y sus manos.
Intenten, por favor, introducir el concepto "Cohesión" en un escenario así.
Apelar al término "cohesión", es fácil, Introducir la "cohesión" es lo complicado. La ruptura generacional no tiene que ver nada con la edad. Ni siquiera con las consideraciones mundanas, político-económicas-dominio de la tecnología . La ruptura generacional es primero la inversión del binomio, dentro de la propia generación, y la ruptura metafísica respecto a la siguiente generación. Éste, y no otro, es el verdadero problema al que la sociedad planetaria debe hacer frente. Si alguien cree que algo así puede ser solucionado por una dictadura clásica al uso, se equivoca. La cohesión ha de ser de carácter metafísico. Lo cual mientras ha durado eso de "crea mundos con tus mentes" y sigue instalándose "la realidad virtual" en donde cada uno puede crear "su propia realidad virtual" es altamente improbable que esto suceda.
El ciudadano de mi "nuestro Absoluto Tiempo" no se cree nada, no cree nada o está en otros mundos paralelos, cuánticos, en otras dimensiones. Le molesta todo y sobre todo le molesta que le saquen de su mundo. Por todo protesta y por todo se indigna. Lo curioso es que los primeros fueron escuchados por todos los que, como yo, seguíamos anclados, inamovibles, en ese binomio estoicismo-credulidad y deseábamos conceder todos sus deseos a ver si así conseguíamos que fueran felices y un mundo en perfecta armonía. Porque es verdad que creíamos. Claro, por eso nos extrañaba tanto que nadie creyera nuestra buena voluntad, que nunca pudiéramos hacer feliz a los siempre desgraciados pese a nuestros esfuerzos y por eso me asombró tanto aquel día que Jorge me dijo que yo era una extraterrestre que había gozado de la suerte de que se le dejara en paz.
El ciudadano de mi "nuestro Absoluto Tiempo" no se cree nada y cree haber salvado el
mundo de la fantasía convirtiéndolo en fantasmagorías.
Queremos (soñamos) la inversión de la inversión que invierte. Queremos (soñamos) la inversión de la inversión que ha invertido a la Ilustración para convertirla en Postmodernidad. Queremos (soñamos) la inversión de la inversión que ha invertido el Sapere Aude para convertirlo en Carpe Diem. Queremos (soñamos) la inversión de la inversión que ha invertido al hombre que se asociaba con otros hombres para construir un edificio social, para convertirlo en un hombre-equipo que se une con otros para fundar empresas que son objeto de especulación y no de vida. Queremos. (Soñamos).
Hacer no haremos nada.
Estamos cansados del
griterío. Cansados del ping-pong. Cansados de jugar al juego de “tú culpable- tú
más”. Cansados de borregos
que balan “beee” cuando viene el lobo, porque no saben decir otra cosa.
Cansados y enfadados por haber permitido que la sensiblería y la gazmoñería hayan
sido los instrumentos de los que se han servido los mediocres de este mundo
para hacerse con puestos de esencial relevancia y cansados de que las
universidades hayan sido invadidas y conquistadas por el dinero que compra
todo.
Los hijos de mi "nuestro Absoluto Tiempo" estamos cansados.
Por su parte, Hans y Gretel, los hijos de su propio absoluto Tiempo están cansados de que los padres se divorcien. Cansados de que el bosque esté lleno de otros Hans y otras Gretel abandonados por padres que prefieren cantar "la chispa de la vida" o que están inmersos en el binomio "fuerza (furia) mosquetera y desconfianza absoluta. Los Hans y las Gretel de su absoluto Tiempo se reúnen en el bosque dispuestos y dispuestas a convertirse en partisanos y partisanas de lo que sea con tal de tener un refugio al que medianamente llamar “caliente”. Por eso, los hijos del tiempo que sigue a mi tiempo están en otras dimensiones, mundos paralelos y mundos cuánticos de los que van y vienen con una cierta confusión que ocultan tras gestos y discursos resolutos.
Musk
Yo quería hablar de Elon Musk.
Musk no es hijo de mi tiempo.
Eso le libra de unos cuantos problemas metafísicos.
Justamente eso le sume en otros.
No conozco personalmente a Musk. Como persona individual, personal e intransferible carece de interés, igual que carezco yo, igual que carecemos todos los que comprendemos que somos gotas de agua de un océano. Lo que antes se denominaba "todos somos hijos de Dios". Realmente mucho nuevo no hay. Simplemente el nominalismo se ha introducido en la Filosofía Perenne.
Lo importante de la figura de Musk afirman algunos es lo que hace. "Por sus hechos los conoceréis.", dicen.
Permítanme dudarlo. Lutero también lo hubiera dudado. Una persona no puede conocer a otra por sus hechos, porque no sabe qué es lo que tiene en su corazón a la hora de hacer los hechos que hace. A veces ni la propia persona lo sabe. Por eso es que es imposible conocer a alguien por sus hechos, es por lo que "construir mundos con tu mente" y "la realidad virtual" se están caracterizando no sólo por la improvisación, que también, sino por lo inesperado, por lo imprevisible.
La pregunta que una y otra vez escucho formular es
la de si Musk es un genio o no.
Esta es una pregunta importante. Fundamental diría yo, porque hoy en día, en tiempos de "crea mundos con tu mente", "realidad virtual" e "imprevisible", la figura del "genio" se está convirtiendo en el nuevo "Moisés", quizás incluso, si me apuran, en el nuevo "Mesías".
Filosofía perenne con nuevos nombres. Nominalismo.
Definan “genio”
Me atrevería a decir que Musk es un genio en lo que respecta al conocimiento del mundo. Muy
posiblemente nació sabiendo cómo era y con la edad simplemente ha madurado ese
conocimiento.
Desde luego no cabe duda de que Musk es un genio mercantil.
Posee muchas empresas que requieren de su constante atención.
Ello significa que aparte de la capacidad de trabajo que tales asuntos exigen,
posee la facultad de multitasking, lo que le libera de la necesidad de enfocar
su la atención sobre una determinada cuestión. La posibilidad de concentrarse
en sus empresas -, aunque al principio fuera de una manera a lo “monógama sucesiva”, que es como se llama
ahora al ocuparse de un tema a otro sin quedarse nunca en sólo uno -, y luego a lo "polígamo" es una
facultad que hoy en día precisa no tanto de un gran distanciamiento emocional,
sino de una gran visión conjunta del cuadro real. Nada de perspectivas. Lo crucial
no es saber cómo es el elefante desde una determinada posición, -para eso ya
está el CEO de turno. Lo fundamental es poseer la visión del cuadro en su absoluta
totalidad; antes, incluso, de que el cuadro haya sido pintado.
Así que, en este sentido, Musk es un genio.
Pero si el término "genio" se refiere a un significado más profundo del
término “genio”, lo siento, pero no.
Musk no es un "genio"
No lo es porque Musk es un "hijo de su tiempo" igual que yo lo soy del mío. Él cree que puede construir mundos con su mente y amueblarlos y decorarlos con su dinero. Èl pertenece a un absoluto con unas características propias, igual que yo pertenezco a mi absoluto. Quizás, yo deseo creerlo, nuestros absolutos pertenezcan a un absoluto único más amplio y más absoluto. "Muchas moradas tiene la casa de mi padre", recuerdan? Pero por el momento, cada uno de nosotros, por ser "hijo de su tiempo", pertenece a un absoluto, independientemente de los mundos que pueda crear con su mente y de las realidades virtuales que haya.
De ese absoluto al que pertenece, al que pertenecemos cada uno de nosotros, por ser "hijos de nuestro tiempo" no puede salir Musk. Ése es su límite, igual que es el mío. Algunos piensan que dándose cuenta de la realidad pueden salir de ella. De la realidad, sí. Del absoluto, no. Así que saldrán de la realidad, como ha salido mi generación: invertiendo el binomio en el que nos encontrábamos y como ha salido la generación de Hans y Gretel, creando mundos con su mente y decorándolos con su dinero y con la realidad virtual.
Él, que no es hijo de mi tiempo sino del suyo, quiere que todos sus trabajadores abandonen el Carpe Diem y trabajen en la empresa de Tesla en Brandemburgo al máximo de su capacidad, lo cual no es posible por dos motivos. En primer lugar porque ya no estamos en el Carpe Diem sino en la transición que implica resilencia ante la lucha que se aproxima. La resilencia pretende ser, desea ser, una llamda al estoicismo de la cual también hemos salido porque repito: hemos de luchar y hemos de luchar porque estamos enfermos. Una enfermedad que podría ser ligera y sin importancia si no se tratara de una enfermedad autoinmune que nos impide curarnos. Luchamos contra nosotros mismos porque sentimos vergüenza de nosotros mismos, sentimos aversión de nuestro estoicismo tanto como de nuestra credulidad. Estamos en el binomio de la fuerza mosquetera y de la desconfianza total, que también aborrecemos. Así los hijos de mi tiempo.
En segundo lugar porque Musk, hijo del tiempo "crea mundos con tu mente y compra el mobiliario para decorarlos con realidad virtual" ha de comprender que los hombres no somos robots. Creo que esto lo
sabe y por eso desea robots lo antes posible. Pero incluso esos robots serán
construidos por hombres. Creo que esto también lo sabe y por eso desea robots al
estilo de Hans y Gretel: robots capaces de sobrevivir en el bosque sin sus padres
siendo incluso capaces de hacerse con la casita de dulces de la malvada bruja aunque todo consista en realidad virtual. En un mundo hecho a base de realidad virtual esto es, por otra parte, lo normal. Pero hasta que ese día llegue los hombres de carne y hueso juegan un papel
realmente importante en sus empresas.
(Respecto al Nuevo Orden Mundial: esa expresión no es más que la constatación, la declaración, de la inversion del binomio estoicismo-credulidad/fantasía en binomio fuerza (furia) mosquetera- desconfianza absoluta/ fantasmagoría. Esto es algo que los hijos de mi tiempo que permanecen inamovibles en la burbuja estoicismo-credulidad- fantasía- chispa de la vida- quiero ensenar al mundo mi canción- todavía no han aceptado, ni quieren aceptar. )
Sea como fuere la aparición del binomio de la fuerza mosquetera unida a la desconfianza absoluta y a la transformación de la fantasía en fantasmagorías va a originar en las sociedades de este mundo,- y eso incluye las empresas,- grandes revoluciones. Creo que esto también lo sabe y por eso, en un humanitario deseo de proteger a su familia, les ha pedido que se concentren en un determinado punto del planeta, a fin de poder evacuarlos sin dilación caso de problemas mayores. A estas horas, la "monogamia sucesiva" ha devenido en "poligamia", con todos los quebraderos de cabeza que ello genera tanto a nivel empresarial como privado.
La idea de Musk de introducirse en política está muy
probablemente por el deseo de salir de la zona de confort y porque además ha de cumplir el rasgo que define a los hijos de su tiempo de "construye mundos con tu mente" ha de ser eso: diferentes mundos, y no diferentes edificios en el mismo mundo. Si yo acepté el desafío del ángel de
la muerte, imaginen ustedes los desafíos a los que puede avenirse un hombre de estas
características.
¿Le admiro?
No. Sus empresas no han dado el resultado
tecnológico esperado. Sus satélites inundan el espacio. Lo cual es lo mismo que
decir que los Kindle de Bezos inundan el planeta. Pero no es decir mucho más. Hasta
donde yo sé la fortuna que él, y muchos como él, han amasado no ha sido tanto
por devoción a sus empresas como por especulación con sus empresas. En un mundo
de derivados, la realidad virtual (más incluso que la fantasmagoría) juega un papel extraordinariamente importante.
Uno ve como real lo que ve y ve como real quello que quiere ver y quiere ver aquello
que alguien le ha sugestionado que es realmente fundamental y realmente real porque "crea mundos con tu mente" es real. Y se lo ha
sugestionado a base de un bombardeo de artículos diarios acerca de cómo debe
comportarse. Ello implica que sus fracasos han sido metidos bajo la alfombra y
lo que se expone una y otra vez son sus éxitos.
Es posible que, en algunos sectores, allí donde prevalece
“el síndrome Baal” consistente en el que tiene dinero no sólo tiene la verdad,
ES también la verdad, Musk sea el dios. Es posible que muchos consideren que “genio”
y “dios” significan lo mismo. El nominalismo, ya saben.
¿Cuál es el mayor problema al que Musk ha de
enfrentarse?
Creo que aquello que le ha dicho su padre: que va
a tener que elegir entre sus empresas y la política, es verdad.
Creo que incluso eso que llaman “monogamia
sucesiva”, que después se ha transformado en poligamia, tiene una ley consistente en que uno no puede estar en mundos paralelos al mismo tiempo, del mismo modo que tampoco se puede servir al mismo
tiempo a dios y al césar. Ni siquiera en un estado teocrático es esto posible. Hobbes
se decantó por el Rey absoluto incluso en materia religiosa; lo cual es muy
posible que signifique un ahorro para las arcas del Estado; por eso nunca
entenderé la ingenuidad del Papa Francisco cuando pretende ir a China en busca
de parroquianos que le aligeren las cargas de las crisis financieras del
Vaticano. No me hagan caso. Estoy completamente equivocada. El Vaticano llega a
China siguiendo el precepto cristiano de ama a tu enemigo. Se lo recordaremos cuando
se inicie la próxima inquisición.
En fin, no creo que Musk sea un genio. No, al
menos, en el sentido tradicional de la palabra.
Creo que es un hijo de su tiempo y creo que como a
todos los hijos que nos reconocemos hijo de nuestro tiempo lo amamos tanto como
lo despreciamos.
Lo que haga Musk es cosa de Musk.
Sus empresas están bajo su control, pero el
desarrollo tecnológico lo llevan los ingenieros, informáticos y demás. La gente
se pregunta cómo es posible que la Nasa le compre a Musk. Seguramente porque los
satélites de Musk están fabricados por ingenieros que han trabajado para la
Nasa, o que a la Nasa le hubiera gustado contratar, pero que se han ido con
Musk porque Musk, sencillamente, les paga más. Esto fue también el motivo de
que tantos pilotos militares abandonaran la armada para ir a trabajar a las compañías
comerciales.
Y sí se ha metido en política porque uno que da
dinero a la política quiere también divertirse con el espectáculo de la
política. Quiere disfrutar del mobiliario que ha comprado para decorar el mundo
que él con su mente ha creado.
Del otro, creo yo, del mundo de sus empresas, también se está ocupando.
Cuando sus empresas caigan, igual que las otras
empresas de los otros empresarios, aunque tal vez de forma más ralentizada, cuando los hombres y mujeres
se queden en paro, entonces será el momento que llegará el momento que ya he
anticipado líneas arriba: el momento en que los hombres Hans y las mujeres
Gretel se encontraran en el bosque, llenos de brujas malvadas, de manadas de
lobos y de osos asesinos. Será el momento en que los hombres se harán
partisanos de cualquier ideología, o se harán salvajes, o ambos.
Hablamos de vivir más de cien años.
Hablamos de la necesidad de que la mujer se
incorpore al trabajo por falta de mano de obra, cuando cada vez más es una
rareza encontrar a una Carlota Gautier que renuncie a la independencia
económica por la vocación familiar.
Hablamos de dejar de beber Coca-Cola y seguimos
cantando la canción que usó como anuncio en el 1971.
Se acerca el follón y unos andamos ocupados con la inversión del binomio, otros crean mundos con su mente, fantasía-fantasmagorías-realidades virtuales capean a sus aires.
No creemos en Dios y nuestro lenguaje es cada vez más cristiano y nuestra cosmología divina se acerca cada vez más a la asiática.
Sé que ustedes no entienden nada. Ustedes han entrado en este blog, al que ni siquiera sé cómo han llegado, muy posiblemente a través de buscadores automáticos, porque este artículo se titula "Elon Musk". Puedo imaginarme la decepción cuando ustedes descubran que no digo sobre esa persona que tanto les interesa nada que no se sepa ya, porque otras son mis preocupaciones. Al menos el modo en que expongo mis preocupaciones - yo, hija de mi tiempo - he de esforzarme por ser individual y por individual acepto mi soledad. En realidad escribo justamente para que ustedes no me lean. Una cosa es publicar en internet. Otra ser leída. Otra ser comprendida. Yo escribo a la velocidad del pensamiento y corrijo después porque la velocidad del pensamiento no siempre es acompasada y mucho menos ordenada. Ningún interés en que me lean y menos aún en que me comprendan, máxime cuando yo misma me asusto de mis conclusiones. No me gustan. Preferiría no llegar a ellas. A qué ocultarlo. Pero cuando corrijo, las conclusiones se presentan aún más nítidas, más claras, más terroríficas.
El follón se está acercando a pasos agigantados. Y estemos en el binomio que estemos, y por más que los hijos de cada tiempo estén en su absoluto, es cierto que los hijos de occidente están amenazados. Suena terrible. Suena a discurso de extrema derecha, yo que no soporto a la extrema derecha, ni a la extrema izquierda, ni a los partisanos del bosque, yo que solamente quería mi paz y mi tranquilidad. Suena a lo que suena y no me recozco. Yo no me reconozco.
Se dice que los asiáticos desconocen el significado
del “yo”, porque simplemente carecen de él.
Y a mí, esto que algunos ven tan maravilloso me
impide dormir.
¿No existe el “yo” pero existe el “nosotros” que
es una suma de “yos”?
Es entonces cuando la voz del vampiro ruge
furiosa.
-
“¡Bruja
insensata! ¿Todavía no has comprendido? ¿Todavía sigues sin comprender?
Lo importante no es el “yo”- grita – “. Lo importante
no es el “nosotros” -sentencia-
“Lo importante no es el“tú”, “mucho menos el “tú”
de Levinás – ríe con fuego en los ojos- ni
siquiera el “vosotros” colectivo que tanto te molesta es importante.
“Lo importante – vocifera triunfante - ¡es el “Él”
y es el “Ellos!!”
Y hoy, finalmente, comprendo lo que ayer quería decir el vampiro y lo que esta noche me ha impedido conciliar el sueño.
Musk, hijo de su tiempo, no es "Él".
La bruja ciega