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Friday, November 1, 2024

La vejez. Pasión y Bienestar

 

Ustedes quieren que escriba sobre la guerra. A mí sólo se me ocurre reflexionar sobre la vejez: Por qué unas personas la temen, y otras no; por qué algunos y algunas se transforman en vampiros en la creencia que la juventud es la fuente de la verdadera juventud, para descubrir poco después que la juventud alberga más miedos e inseguridades que la vejez misma. Si hubieran hablado con mi vampiro éste les hubiera explicado que aquello que les proporciona la eternidad a él y a sus congéneres no es la sangre sino la fuerza del amor apasionado que sus víctimas sienten hacia ellos en el momento de la muerte. Las artes amatorias, el erotismo únicamente son tácticas para despertar la energía del espíritu, que es la que verdaderamente les mantiene con vida. El acto físico de la sexualidad, la sangre física y, en general, todo aquello que tenga alguna relación con el mundo corpóreo representan para todos ellos molestias inherentes que necesariamente han de soportar con todo el estoicismo del que un esteta sea capaz – y el vampiro es un esteta. “No pain, no gain” – dice.  Y he de escribirlo en inglés y no en español porque los españoles somos más dados a decir aquello de “Se perdona el beso por el coscorrón” o, lo que es lo mismo: solemos renunciar a la posible ventaja a alcanzar por las incomodidades e inconvenientes que hay que superar hasta lograrlo. Este refrán sería, no me cabe duda, una vía de salvación para las víctimas. Pero díganme: ¿Quién piensa en la salvación cuando cree, realmente cree, que se ha enamorado apasionadamente? He aquí la cuestión que usan hasta abusar y apurar los vampiros. - “¿Sexo como elixir de juventud? – les respondería mi vampiro con una sonrisa de superioridad desdeñosa caso de que alguien osara preguntarle al respecto – No me sean vulgares.” Para a continuación abandonar sin más dilación la estancia, ofendido por la necedad. l vampiro es un esteta- Es la energía del amor apasionado lo que los vampiros hasta ahora han sorbido.  ha sorbido hasta ahora. Hasta ahora. En estos instantes en los que la mujer ha disociado amor y sexo, los vampiros han tenido que cambiar sus estrategias de caza. “Cambia, todo cambia”, cantaba Mercedes Sosa.

Y aquí estamos. No sé si es duro saber que no le importas a nadie lo más mínimo. Una bruja nace y es bautizada con el nombre de “mala”. De los seis años guarda el recuerdo del primer regalo que recibe de los Reyes Magos que, como es lógico, no podía ser otro que el de una bolsa llena de carbón. Así. Como lo leen. La bruja que quiere ser niña, que sueña con ser niña igual que Pinocho soñaba con ser niño, llora desconsolada. De nada sirve que los adultos le confiesen que el carbón es de azúcar; de nada sirve que tras aquella demoniaca bolsa de carbón aparezcan los mejores regalos de este mundo. El primer regalo ha sido el que ha sido. Como bruja es lo que se merece, el resto es producto de la buena voluntad de los congéneres que la rodean. Situaciones así exigen resoluciones firmes. El distanciamiento de los otros resulta tan fundamental, como la proximidad de la estrella. Saber escapar a tiempo, es tan primordial como mantener cerca la estrella. Hasta que llega la vejez. Es entonces cuando la bruja se transforma en una Sibila, en una Pitia.

No. Yo todavía no he alcanzado ese estadio. De hecho, es posible que casi inconscientemente, haya renunciado a ese estadio el día que acepté el desafío del ángel de la muerte. ¿Quién conoce los misterios del Absoluto?

En cualquier caso, y lo que quiero decir con ello, es que el miedo a la vejez es una soberana estupidez porque el dolor es inherente a la vida. La unión de Pasión y Bienestar, que tanto fascina a los humanos es, en realidad la isla de los asnos de Pinocho o el canto de las sirenas. Incluso la isla de Circe en la que Ulises se dejó querer, mientras descansaba de tantas aventuras. Con respecto a la Pasión debemos acercarnos primero al idioma alemán. En alemán “Pasión” se dice: “Leidenschaft”. El término “Leiden” significa sufrir. “-schaft” como sufijo se refiere a la totalidad. Si todavía albergan dudas acerca de lo que el vocablo “Pasión” encierra, les pediría que reflexionaran acerca del significado de la “Pasión de Cristo”. Las pasiones van siempre unidas, indefectiblemente unidas, al dolor. Por eso, aquellas mujeres y aquellos hombres y mujeres que se sienten atraídos de manera irresistible por la pasión que los vampiros y vampiresas despiertan en ellos y creen que siguiendo a su pasión van a hacer realidad sus sueños de amor eterno, acaban como acaban: o muertos, o insaciables bebedores de energía.

Es hora de aceptar el consejo de nuestros antecesores: Hay que educar los sentimientos, y éstos se educan como se han educado siempre: con la temperancia que el entendimiento les inculca, cuando se trata de un entendimiento formado adecuadamente. En suma: la Razón humana es la unión equilibrada de dos caballos: el de los Sentimientos y el del Entendimiento.

Vernunft = Verstand + Gefühle

Sentimientos que van más allá de las Pasiones y de las Emociones.

Entendimiento que trasciende los conocimientos aprendidos porque implica, también, la intuición al modo de las ideas claras y distintas de Descartes.

Entendimiento y sentimiento son, como ya hemos dicho, caballos que han de ir a la par para que el hombre que los guía pueda ser llamado “razonable” en el carro de la “Razón”.

Ahora bien, ¿alguien puede explicarme como un hombre razonable que ha de guiar a dos caballos como el Entendimiento y el Sentimiento que no son ni tan sabios ni tan dóciles como muchos necios sostienen y otros tantos necios quieren creer puede sentirse cómodo en ese Bien-Estar que en alemán es “Wohl- Stand” donde “Wohl” hace referencia a los sentimientos? “Ich fühle mich wohl” – dice el alemán.  Y ese Wohl es la consecuencia del sentir. Es el sentir individual el que determina que todo está bien. Del sentir, no del entendimiento. Y los sentimientos son siempre frágiles, muy frágiles. Pero hete aquí que tras ese “Wohl” aparece el término “stand”, que hace referencia a la permanencia en un sitio.

Reflexionemos: Un sentimiento puede ser estable y persistir en el tiempo; incluso perpetuarse. Pero desde luego, su permanencia en el sitio es altamente complicada: por vivo.

Es decir, habremos de admitir que ese “Wohlstand” es algo que pertenece o a un periodo de tiempo limitado, o a la muerte – y su llegada a los cielos.

En este mundo, el nuestro, el carretero “Razonable” que guía sus caballos Entendimiento y Sentimiento y que ha de evitar constantemente que el Entendimiento se transforme en puro Dogmatismo o en puro Relativismo y el Sentimiento en irrefrenable Pasión o en sensiblera Emoción, a fin de que su carro “Razón” siga el camino correctamente hasta llegar a su meta, difícilmente puede quedarse mucho tiempo en el estado “Wohlstand”. El camino es difícil por intransitable y desconocido, las inclemencias del tiempo y los imprevistos que aparecen exigen una constante atención.

El “bien-me siento-aposentado”, que es lo que significa el “Wohlstand” alemán y el “Bienestar” español-castellano-latino es sobre todo un deseo; a lo más la posada en la que el carretero “Razonable” encuentra descanso, de vez en cuando.

Si esto es así, y les aseguro que esto es así, ¿Por qué ese empeño en emplear el término “Bienestar” una y otra vez?

A causa, nuevamente, del nominalismo. Cuando los herederos de la “Sociedad del Ocio” comprendieron que esto representaba una clara provocación para aquellos que se habían declarado a sí mismos “enemigos del consumo”, lo nominalizaron cambiando el término de “Sociedad del Ocio” por el de “Bienestar”, políticamente más correcto.

Combinen ahora el concepto “pasiones” con el de una sociedad que consume sin moverse de su sitio porque allí se encuentra bien y hagan de ello el modelo de toda una sociedad.

El resultado son grupos de hombres y mujeres que hacen de las emociones y del gasto el leitmotiv de su vida. A eso le llaman “Leistunggesellschaft”, esto es: una sociedad que es efectiva y eficaz en la consecución de objetivos. ¿Objetivos? ¿Qué objetivos? Consumir y pasiones.

Cuando la crisis hace su entrada escondida en pequeñas nubes negras y poco a poco va arrebatando la posibilidad de consumir, lo único que quedan son las pasiones.

¿Tengo que seguir para adentrarme en los terrenos siempre pantanosos de la guerra?

¿Realmente?

Isabel Viñado Gascón

Estoy cansada. Las emociones cansan, las pasiones destrozan y matan. Las ciudades sumerias desde los tiempos de Ur luchaban entre ellas. La ciudad vencedora imponía también sus dioses. La muerte era una ida sin regreso. La única diosa que logró escapar de sus dominios tuvo que ser asistida por el dios de dioses. ¿Creen de verdad que en aquellos tiempos importaba mucho la raza, el lenguaje, o los valores morales? Uno luchaba sólo y exclusivamente con un fin: el de atesorar el máximo esplendor y Poder en este mundo antes de que la muerte se le arrebatara para siempre. Esplendor y Poder ¿Para qué? Para poder contemplarse en su espejo, claro. ¿Para qué las grandes construcciones, los grandes templos, las grandes obras? Para grabar en la memoria de los hombres y en los anales de la Historia su Poder y su esplendor.

¿Creen ustedes que en un mundo terráqueo que se define a sí mismo por la realización de las pasiones y la consecución del bienestar, sabiendo lo que sabemos que ambos términos significan, puede aspirar a algo que no sea Poder y esplendor?

¿Y todavía esperan que les hable de la guerra para explicarles lo que todas las personas razonables de este mundo, que – lo admito- no son muchas, ya saben?

Ni lo sueñen.

Pueden soñarlo, si quieren.

Sin mí. 

Podemos, si quieren, tratar el tema de la Paz. 

Porque ese tema, en tiempos nominalistas como los nuestros, sí que resulta interesante. 

Sumamente interesante.

 

 

 

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