Ustedes quieren que escriba sobre la guerra. A mí sólo se me ocurre reflexionar
sobre la vejez: Por qué unas personas la temen, y otras no; por qué algunos y
algunas se transforman en vampiros en la creencia que la juventud es la fuente
de la verdadera juventud, para descubrir poco después que la juventud alberga más
miedos e inseguridades que la vejez misma. Si hubieran hablado con mi vampiro éste
les hubiera explicado que aquello que les proporciona la eternidad a él y a sus
congéneres no es la sangre sino la fuerza del amor apasionado que sus víctimas sienten
hacia ellos en el momento de la muerte. Las artes amatorias, el erotismo
únicamente son tácticas para despertar la energía del espíritu, que es la que
verdaderamente les mantiene con vida. El acto físico de la sexualidad, la
sangre física y, en general, todo aquello que tenga alguna relación con el
mundo corpóreo representan para todos ellos molestias inherentes que
necesariamente han de soportar con todo el estoicismo del que un esteta sea
capaz – y el vampiro es un esteta. “No pain, no gain” – dice. Y he de escribirlo en inglés y no en español porque
los españoles somos más dados a decir aquello de “Se perdona el beso por el
coscorrón” o, lo que es lo mismo: solemos renunciar a la posible ventaja a alcanzar
por las incomodidades e inconvenientes que hay que superar hasta lograrlo. Este
refrán sería, no me cabe duda, una vía de salvación para las víctimas. Pero díganme:
¿Quién piensa en la salvación cuando cree, realmente cree, que se ha enamorado
apasionadamente? He aquí la cuestión que usan hasta abusar y apurar los
vampiros. - “¿Sexo como elixir de juventud? – les respondería mi vampiro con
una sonrisa de superioridad desdeñosa caso de que alguien osara preguntarle al
respecto – No me sean vulgares.” Para a continuación abandonar sin más dilación
la estancia, ofendido por la necedad. l vampiro es un esteta- Es la energía del
amor apasionado lo que los vampiros hasta ahora han sorbido. ha sorbido hasta ahora. Hasta ahora. En estos
instantes en los que la mujer ha disociado amor y sexo, los vampiros han tenido
que cambiar sus estrategias de caza. “Cambia, todo cambia”, cantaba Mercedes
Sosa.
Y aquí estamos. No sé si es duro saber que no le importas a nadie lo más mínimo.
Una bruja nace y es bautizada con el nombre de “mala”. De los seis años
guarda el recuerdo del primer regalo que recibe de los Reyes Magos que, como es lógico, no podía ser otro que el de una bolsa llena de carbón. Así. Como lo leen. La bruja
que quiere ser niña, que sueña con ser niña igual que Pinocho soñaba con
ser niño, llora desconsolada. De nada sirve que los adultos le confiesen que el
carbón es de azúcar; de nada sirve que tras aquella demoniaca bolsa de carbón
aparezcan los mejores regalos de este mundo. El primer regalo ha sido el que ha
sido. Como bruja es lo que se merece, el resto es producto de la buena voluntad
de los congéneres que la rodean. Situaciones así exigen resoluciones firmes. El
distanciamiento de los otros resulta tan fundamental, como la proximidad de la
estrella. Saber escapar a tiempo, es tan primordial como mantener cerca la
estrella. Hasta que llega la vejez. Es entonces cuando la bruja se transforma
en una Sibila, en una Pitia.
No. Yo todavía no he alcanzado ese estadio. De hecho, es posible que casi
inconscientemente, haya renunciado a ese estadio el día que acepté el desafío
del ángel de la muerte. ¿Quién conoce los misterios del Absoluto?
En cualquier caso, y lo que quiero decir con ello, es que el miedo a la
vejez es una soberana estupidez porque el dolor es inherente a la vida. La
unión de Pasión y Bienestar, que tanto fascina a los humanos es, en realidad la
isla de los asnos de Pinocho o el canto de las sirenas. Incluso la isla de
Circe en la que Ulises se dejó querer, mientras descansaba de tantas aventuras.
Con respecto a la Pasión debemos acercarnos primero al idioma alemán. En alemán
“Pasión” se dice: “Leidenschaft”. El término “Leiden” significa sufrir. “-schaft”
como sufijo se refiere a la totalidad. Si todavía albergan dudas acerca de lo
que el vocablo “Pasión” encierra, les pediría que reflexionaran acerca del
significado de la “Pasión de Cristo”. Las pasiones van siempre unidas, indefectiblemente
unidas, al dolor. Por eso, aquellas mujeres y aquellos hombres y mujeres que se
sienten atraídos de manera irresistible por la pasión que los vampiros y
vampiresas despiertan en ellos y creen que siguiendo a su pasión van a hacer realidad
sus sueños de amor eterno, acaban como acaban: o muertos, o insaciables bebedores
de energía.
Es hora de aceptar el consejo de nuestros antecesores: Hay que educar los
sentimientos, y éstos se educan como se han educado siempre: con la temperancia
que el entendimiento les inculca, cuando se trata de un entendimiento formado
adecuadamente. En suma: la Razón humana es la unión equilibrada de dos
caballos: el de los Sentimientos y el del Entendimiento.
Vernunft = Verstand + Gefühle
Sentimientos que van más allá de las Pasiones y de las Emociones.
Entendimiento que trasciende los conocimientos aprendidos porque implica,
también, la intuición al modo de las ideas claras y distintas de Descartes.
Entendimiento y sentimiento son, como ya hemos dicho, caballos que han de
ir a la par para que el hombre que los guía pueda ser llamado “razonable” en el
carro de la “Razón”.
Ahora bien, ¿alguien puede explicarme como un hombre razonable que ha de
guiar a dos caballos como el Entendimiento y el Sentimiento que no son ni tan
sabios ni tan dóciles como muchos necios sostienen y otros tantos necios quieren
creer puede sentirse cómodo en ese Bien-Estar que en alemán es “Wohl- Stand”
donde “Wohl” hace referencia a los sentimientos? “Ich fühle mich wohl” –
dice el alemán. Y ese Wohl es la consecuencia del sentir. Es el sentir
individual el que determina que todo está bien. Del sentir, no del entendimiento.
Y los sentimientos son siempre frágiles, muy frágiles. Pero hete aquí que tras
ese “Wohl” aparece el término “stand”, que hace referencia a la permanencia en
un sitio.
Reflexionemos: Un sentimiento puede ser estable y persistir en el tiempo;
incluso perpetuarse. Pero desde luego, su permanencia en el sitio es altamente
complicada: por vivo.
Es decir, habremos de admitir que ese “Wohlstand” es algo que pertenece o a
un periodo de tiempo limitado, o a la muerte – y su llegada a los cielos.
En este mundo, el nuestro, el carretero “Razonable” que guía sus caballos
Entendimiento y Sentimiento y que ha de evitar constantemente que el
Entendimiento se transforme en puro Dogmatismo o en puro Relativismo y el
Sentimiento en irrefrenable Pasión o en sensiblera Emoción, a fin de que su
carro “Razón” siga el camino correctamente hasta llegar a su meta, difícilmente
puede quedarse mucho tiempo en el estado “Wohlstand”. El camino es difícil por intransitable
y desconocido, las inclemencias del tiempo y los imprevistos que aparecen
exigen una constante atención.
El “bien-me siento-aposentado”, que es lo que significa el “Wohlstand”
alemán y el “Bienestar” español-castellano-latino es sobre todo un deseo; a lo
más la posada en la que el carretero “Razonable” encuentra descanso, de vez en
cuando.
Si esto es así, y les aseguro que esto es así, ¿Por qué ese empeño en emplear
el término “Bienestar” una y otra vez?
A causa, nuevamente, del nominalismo. Cuando los herederos de la “Sociedad
del Ocio” comprendieron que esto representaba una clara provocación para
aquellos que se habían declarado a sí mismos “enemigos del consumo”, lo nominalizaron
cambiando el término de “Sociedad del Ocio” por el de “Bienestar”, políticamente
más correcto.
Combinen ahora el concepto “pasiones” con el de una sociedad que consume
sin moverse de su sitio porque allí se encuentra bien y hagan de ello el modelo
de toda una sociedad.
El resultado son grupos de hombres y mujeres que hacen de las emociones y
del gasto el leitmotiv de su vida. A eso le llaman “Leistunggesellschaft”, esto
es: una sociedad que es efectiva y eficaz en la consecución de objetivos. ¿Objetivos?
¿Qué objetivos? Consumir y pasiones.
Cuando la crisis hace su entrada escondida en pequeñas nubes negras y poco
a poco va arrebatando la posibilidad de consumir, lo único que quedan son las
pasiones.
¿Tengo que seguir para adentrarme en los terrenos siempre pantanosos de la
guerra?
¿Realmente?
Isabel Viñado Gascón
Estoy cansada. Las emociones cansan, las pasiones destrozan y matan. Las
ciudades sumerias desde los tiempos de Ur luchaban entre ellas. La ciudad vencedora
imponía también sus dioses. La muerte era una ida sin regreso. La única diosa
que logró escapar de sus dominios tuvo que ser asistida por el dios de dioses. ¿Creen
de verdad que en aquellos tiempos importaba mucho la raza, el lenguaje, o los
valores morales? Uno luchaba sólo y exclusivamente con un fin: el de atesorar el
máximo esplendor y Poder en este mundo antes de que la muerte se le arrebatara para
siempre. Esplendor y Poder ¿Para qué? Para poder contemplarse en su espejo,
claro. ¿Para qué las grandes construcciones, los grandes templos, las grandes
obras? Para grabar en la memoria de los hombres y en los anales de la Historia
su Poder y su esplendor.
¿Creen ustedes que en un mundo terráqueo que se define a sí mismo por la realización
de las pasiones y la consecución del bienestar, sabiendo lo que sabemos que
ambos términos significan, puede aspirar a algo que no sea Poder y esplendor?
¿Y todavía esperan que les hable de la guerra para explicarles lo que todas
las personas razonables de este mundo, que – lo admito- no son muchas, ya
saben?
Ni lo sueñen.
Pueden soñarlo, si quieren.
Sin mí.
Podemos, si quieren, tratar el tema de la Paz.
Porque ese tema, en tiempos nominalistas como los nuestros, sí que resulta interesante.
Sumamente interesante.
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