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Sunday, November 3, 2024

Buscando culpables

 

Escribo para ordenar mis ideas, no para ordenar el mundo. Es una pequeña diferencia de la que me gustaría dejar constancia antes de empezar este artículo, a fin de que a ustedes les conste cuando lo lean.

Dana en Valencia. ¿Catástrofe natural? ¿Un pueblo que ayuda a un pueblo o un pueblo que se subleva?

Intento comprender algo de lo que ha pasado en las informaciones y he de confesar que me resulta prácticamente imposible. Mis fuerzas físicas y espirituales han decaído en los últimos tiempos y hasta que consiga restablecerlas, caso de que lo consiga, entre el mundo y yo se ha establecido una fisura aun mayor de lo acostumbrado, de manera que yo me veo flotando y lejos, muy lejos de todo lo que me rodea; imagínense, pues, como percibo lo que sucede a tantos kilómetros de distancia. El espectador enciende la televisión o acude a los canales de YouTube y a lo único que asiste es a una multitud de llantos, de testimonios desgarradores, de muerte, lodo, hambre, sed y desesperación. Lo que yo me pregunto, sin embargo, es cómo y por qué se ha producido algo así.

Estas son las informaciones a las que he podido acceder y, francamente, sigo sin comprender gran cosa, de manera que al final he de enfrentarme, comme d´habitude, a más preguntas que respuestas.

Al parecer el gobierno central es socialista (PSOE) dispone de dispositivos meteorológicos que estaban al tanto del peligro que se avecinaba. Puede consultarlos cualquiera, pero muy pocos lo hicieron.

El gobierno de la Comunidad Valenciana es conservador (PP), escéptico -según se dice- con respecto al cambio climático, lo cual ha motivado que los departamentos encargados de las cuestiones meteorológicas o bien hayan desaparecido o su relevancia sea mínima, de manera que los dispositivos no avisaron.

Hecho: las administraciones no saben trabajar conjuntamente, mucho menos establecer un plan de emergencia..  Las administraciones tienen problemas se comunicación y de coordinación. 

Hechos: Al parecer hubo alerta roja, la población fue informada. Pero la población es la misma población que escucha a diario que las autoridades les mienten, las esposas/maridos les enganan, los hijos son ingratos. En suma: es una población que desconfía de todos y de todo lo que le rodea. Esa población miró al cielo azul y contempló el sol radiante y decidió hacer caso de sus ojos, en vez de un aviso que, de todas formas, lo más probable, lo más seguro, es que fuera mentira por aquello de que todo el mundo le miente, le engana,  le tima. 

No obstante, hubo un agricultor que avisó en su canal YouTube de lo que se avecinaba. Posiblemente no tuvo muchos espectadores y seguramente aquellos que lo visualizaron no lo tomaron en cuenta. Es más que probable que pensaran que se trataba de otro Nostradamus, de un profeta del Apocalipsis o, simplemente, de un catastrofista más.

Hecho: la orografía del terreno potencia que cualquier lluvia se convierta en riada. Ha sido siempre así, y seguirá siendo siempre así. Con o sin cambio climático. Los afectados se acuerdan ahora de lo que les contaban sus abuelos y lo bien que sabían resolver estas catástrofes. Hubiera sido mejor que la memoria la hubieran usado anteriormente. Incluso yo participé hace décadas, de adolescente, en enviar ayuda a Valencia en un caso semejante. Se trataba de una ayuda organizada y coordinada de envío de alimentos, bebida y de enseres de primera necesidad tales como panales. Supongo que el cambio climático provocará un aumento de este tipo de catástrofes en zonas donde siempre han existido.

Hecho: A pesar de la orografía del terreno, se han seguido construyendo inmobiliarias constantemente.

Hecho: Las autoridades han llegado cinco días después de los sucesos dramáticos. El Presidente estaba en la India, los Reyes cumplían otros compromisos. A la población no le interesan los protocolos, los deberes institucionales ni las notas de condolencias. Hubiera sido mejor estar allí el primer día. El segundo, a lo más. Especialmente cuando la población en su vida diaria de lo único que escucha hablar es de "ninguneo" y desprecios. El pueblo ha aporreado los coches del Presidente, lanzado fango a las autoridades. La indignación del pueblo ha sido violenta. Indignación, mobbing? Todos a una, Fuenteovejuna? Esta es la misma población que soportó a un dictador cuarenta anos y asistió a su entierro con piedosa condolencia, para tres días después organizar manifestaciones en las calles y atentados por doquier? Compréndanme. Una población que se lanza con palos a las autoridades democráticas, por él mismo elegidas, ha de ser una población dispuesta a lanzarse con cohetes contra los dictadores. Hete aquí que vemos palos contra las autoridades democráticas, mientras calla durante cuarenta anos y pide la paz con las mayores dictaduras del planeta ahora.

Hecho: Estoy asombrada y desconcertada.

Hecho: El discurso que el gobierno hizo respecto a la ayuda que iba a prestar en el caso del terremoto a Marruecos no es en absoluto el discurso que el gobierno ha hecho respecto a la ayuda que va a prestar a su propio pueblo. Con el país extranjero sumamente condescendiente, con el propio pueblo duro y arrogante. A esto el pueblo le llama "buenismo". Es lo que muchos madres practican a diario. Sumamente amables con los de afuera, dispuestos siempre a ayudar, a prestar una mano al otro, a escucharle, solícitos siempre con los de al lado, mientras que respecto a sus hijas son crueles y vengativas. Sobre sus hijos recae aquello del "divide et impera" que practican sin piedad. Sobre las hijas el rencor y el resentimiento narcisista que tanta piedad hacia el exterior provoca en sus almas insatisfechas y envidiosas. Mejor sería que se preocuparan más del interior y menos del exterior. Eso mismo es lo que ese pueblo ha visto reflejado en su gobierno. El pueblo ha visto lo que todos los días: la cara amable y conciliante hacia el exterior y la dura hacia el interior. Eso, que siempre ha sido denominado bajo el nombre de hipocresía, se denomina hoy "buenismo". Nominalismo, recuerdan?

Ese "buenismo" es combinado hoy en dia con la "indignación". El hombre indignado es el hombre "justo" que siente "la ira de Dios" en su alma, y eso en tiempos ateos y materialistas. Cuando la "hipocresía-buenismo" camina de la mano de la "Indignación" es cuando las victimas propiciatorias han de buscar lugares donde resguardarse. El tiempo de la caza de brujas ha llegado.

Hechos: Un pueblo que está siempre buscando conciliar trabajo, familia y hobbys se lanza cubo en mano a ayudar a los necesitados, a los desesperados. Y por una vez parece que ese pueblo rebelde e inculto en el corazón que, como decía Jesús es donde la cultura debería empezar, (lo dice de otra manera, pero es lo mismo), ha reflexionado y su corazón empieza nuevamente a reflexionar y a pensar. La ilusión dura hasta que los selfies y similares empiezan a inundar las redes sociales. Cuando a ese pueblo se le pide, se le ruega encarecimadamente que se queden en casa y que desde casa presten ayuda de otra manera: con alimentos, con dinero, acogiendo quizás a los que han quedado sin hogar, ese pueblo desobedece, se indigna y lucha por presentarse en los lugares afectados. 

Es aquí cuando la desconfianza hacia los infiltrados rusos y chinos, y demás autócratas que van de desenmascaradores de los malos, hace falta tener sentido del humor, crece. No sé si con razón o no. En mi opinión, una vez sembrada la cizana ya no es necesario regar mucho. Eso precisamente es lo que caracteriza a la mala hierba: su resistencia y su facilidad para crecer en mala tierra y con poca agua. En mi humilde opinión, los rusos y demás autócratas influyen diariamente con tal intensidad en las redes sociales en ése "gota a gota", que en situaciones así sería imposible encontrarlos. Sencillamente porque no están. Para qué estar donde lo que se muestra es el éxito de su misión, pero no su misión?

Estos son los hechos más fiables a los que he podido acceder. No son muchos lo reconozco. Lo que se deduce de todos ellos es que la administración central pone al servicio de los ciudadanos una serie de informaciones, los datos meteorológicos es una de ella, de manera gratuita. Como la Comunidad Valenciana no los considera importantes, ni siquiera dispone de ellos. Los ciudadanos que dependen de tales datos saben donde encontrarlos y llegados el caso poseen la información necesaria para ponerse a salvo. Algunos son tan solidarios con sus congéneres que comparten lo que saben, sin que éstos se inmuten lo más mínimo.

A partir de aquí se origina la guerra civil entre partidos y la sublevación del pueblo contra las autoridades e instituciones. “El pueblo ayuda al pueblo”, dice el pueblo, y miles de miles de personas se encaminan a los lugares devastados por las inclemencias del tiempo.

¿Y los bomberos, la policía y demás dispositivos?

También, pero no dan abasto.

¿Y los militares?

Y aquí es donde hacemos un nuevo descubrimiento.

Los militares que se enviaron a la zona de catástrofe eran escasos y llegaron tarde.

Esta es grosso modo la situación en las Instituciones.

En mi opinión hay dos cuestiones importantes:

La primera es el de la culpabilidad.

En estos instantes administración central y administración autonómica están jugando un emocionante partido de ping-pong para resolver la cuestión de la culpabilidad.

 Dados en buscar culpables, debemos admitir que en una situación así dos no son suficiente. De hecho, yo he encontrado cuatro: gobierno central, gobierno autonómico, televisiones y el pueblo mismo. ¿Creen ustedes que exagero?

Las televisiones ofrecen en un apartado incluido en sus informativos partes meteorológicos. Apuesto que los aparatos tecnológicos que muestran para mostrar los mapas ni siquiera son baratos.

¿Avisaron? Si lo hicieron, de manera muy insuficiente desde luego, puesto que nadie lo sabía.

Los mismos medios de comunicación, que tan minuciosamente han informado sobre los huracanes y tornados de allí y de allá, aparecen ahora echando la culpa a un gobierno o a otro, según su color ideológico, y mostrando las imágenes desconsoladoras, los testimonios de personas desesperadas, las desgracias individuales que ninguno de los espectadores puede resolver lo que afecta a su presión arterial de manera totalmente inútil. Ello sólo demuestra que los medios de comunicación siguen alimentando a sus seguidores de grandes emociones tanto políticas como sentimentales, pero no de informaciones necesarias en el momento en que son necesarias.

Señores de los medios de comunicación: la próxima vez atiendan mejor a sus deberes. Lo de avisar al resto de la población de la gota fría que se avecina a base de bombo y platillos justo cuando la catástrofe ya se ha producido en otro lugar, porque ustedes no han avisado a tiempo, teniendo el deber de acudir – para informar - a los dispositivos que de manera libre y gratuita pone el gobierno central (socialista o conservador) al servicio de toda la ciudadanía. Lo que para el resto de la población es algo voluntario, para ustedes – que informan – tendría que haber sido un deber.  Mostrar las vidas ajenas y sus cuestiones individuales, personales e intransferibles es un modo de hacer comunicación, pero no es una información que afecte al conjunto de la población y de la ciudadanía.

Es cierto: ustedes promueven la ayuda solidaria del pueblo, ustedes consiguen que el espectador se levante de su sillón favorito y se dirija al lugar de la catástrofe. Grandes emociones que, por una vez, sirven para algo.

Pero, francamente, si sus partes meteorológicos y sus avisos hubieran sido un poco más exactos y contundentes seguramente ustedes también habrían podido contribuir a disminuir las consecuencias de esta catástrofe.

Llegamos a la cuestión de la responsabilidad de la población. Yo me puedo imaginar que el ciudadano de a pie ve la televisión, escucha la radio, atiende a determinados canales de YouTube, Tiktok y parecidos y se deja caer en la convicción absoluta de que los poderes públicos: gobiernos, instituciones y medios de comunicación se va a preocupar y ocupar de él, que para eso paga impuestos. Pero seamos honestos: al pueblo se le ha acostumbrado a decir que la culpa la tiene siempre el otro, que el malo es siempre el otro, que él -el pueblo es sacrosanto y libre de necios porque los necios no están en el pueblo sino en las élites. Al pueblo se le ha exonerado de la responsabilidad. Con este truco tan soez y tan fácil se están destruyendo las democracias de medio mundo por las autocracias que rigen el otro medio.

Un pueblo democrático no es simplemente un pueblo solidario cuando las lágrimas fluyen por situaciones extremas como las que se están viviendo en estos instantes en Valencia. Un pueblo democrático es aquel que toma responsabilidad sobre él, su vida y sobre las vidas de los demás. Responsabilidad. El agricultor que atendió a las informaciones meteorológicas es un hombre responsable. Gente así es la que construyen democracias. Alguien que toma en serio su trabajo de agricultor y a sus congéneres y les avisa. Los otros, los que se levantan para ayudar, son eso: ayudantes llevados por grandes emociones y buenos sentimientos, pero que esperan que otros – los gobiernos – sean los que les avisen, incluso en situaciones en los que ellos podrían informarse.

Si cuatro culpables les parecen poco, podríamos seguir jugando al juego de “buscar al culpable”, “buscar al paciente cero”, que es lo que hoy en día se estila incluso cuando hablamos de la gripe en el sitio del trabajo en otoño. Así que podríamos incluir a los sabiondos de las plataformas de internet que se pasan la vida diciéndonos que ellos son el elixir de la información, porque los otros nos engañan y ellos saben la verdad de lo que pasa y pasará, y lo que las élites están preparando para menguar la población y esas cosas, a los enteradillos de los servicios de espionaje, a los dueños de los satélites. Mucho control de los datos, pero ninguna información útil para una población que, de todas formas, sabe que está siendo controlada. ¿Sigo? La orografía, los arquitectos que construyen sin atender a los peligros de la orografía, los coches aparcados, las rejas de las ventanas, que no permiten entrar al ladrón, ni salir al encerrado...

Admitámoslo: en una catástrofe de estas dimensiones lo más sensato no es buscar al culpable. Lo más sensato es hacer una reflexión interna, un estudio de conciencia, para saber qué es lo que cada uno de nosotros puede hacer para evitar o aminorar situaciones así. Cada uno de nosotros ha de verse como una persona responsable del futuro y no solamente como la escoba que barre lo que los culpables hacen.

Créanme, la historia de la culpa le pesa incluso al Segismundo de Calderón de la Barca. Polvo somos y en polvo nos convertiremos, pero hasta que ese momento llega, preocupémonos de la responsabilidad que tiene nuestro polvo en la construcción del camino hacia el futuro. No se dejen aleccionar por los profetas. Sean ustedes los profetas de su propia vida, con la responsabilidad que ello conlleva.

La segunda es la consideración de catástrofe natural.

Que se trata de una catástrofe provocada por las inclemencias del tiempo, de eso no le cabe la duda a nadie. Lo que provoca enormes discusiones es si realmente es natural. No malpiensen. No me refiero a las conspiraciones internacionales contra la tierra valenciana o cosas por el estilo. A lo que estoy aludiendo es si quizás se hayan construido muchas inmobiliarias allí donde el río encontraba su cauce natural para momentos de desbordamiento y el río encabritado ha arruinado cuanto ha encontrado a su paso. Lo admito: esta cuestión no es relevante ahora, pero creo que sí lo es en el momento en que se inicien las obras de reconstrucción.

Mi más sincera condolencia a los afectados. Mi más sincera admiración a todas aquellas personas anónimas que prestan su tiempo y sus esfuerzos a enviar ayuda a los damnificados. Mi más sincero aplauso a todos aquellos que poseen el carácter necesario para poner en marcha, coordinar y dirigir a todas esas buenas voluntades que sin ellos seguirían desperdigadas. Mi más profundo respeto a ese agricultor que dedicó parte de su tiempo propio, de sus energías individuales, de su conocimiento personal para alertar a las otras personas de lo que se avecinaba. Ese hombre es un hombre responsable, donde los haya. Hombres como él construyen y mantienen sociedades.

Buscar culpables y establecer la causa que ha provocado este desastre exige un espíritu frio, del que en este momento no se dispone. Por eso es tan importante no caer ni en explicaciones simples y rápidas ni en permitir ser manipulados por intereses ideológicos, vengan de donde vengan.

En lo que se refiere a los militares, creo que tienen una misión complicadísima. Hasta ahora la población ha podido contar con ellos en las situaciones de catástrofe natural porque era la función subsidiaria que se le había otorgado a falta de conflictos armados. Pero, en este momento, la situación ha cambiado. Los militares se están preparando a marchas forzadas para una posible guerra y, por tanto, no pueden desarrollar por más tiempo las labores que han estado realizando en estas dos o tres últimas décadas. Lo que se impone, pues, es que los ciudadanos mismos se organicen y se entrenen de forma voluntaria para que en el momento en que aparezcan situaciones complicadas estén preparados para movilizarse y llevar a cabo diferentes tareas que, ojalá, no sean catástrofes de estas características.


La estrella de la bruja ciega

 

 

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