La visita que llegó ayer se
llama Elba. Es una de esas mujeres que gusta de usar largas capas de terciopelo
gris perla y cubrir su cabello con la capucha. Cuando camina los bordes de su houppelande se deslizan
suavemente por el suelo emitiendo un dulce sonido que prometen al que se
detiene a escucharlo tranquilidad y paz de espíritu. Al encontrarnos frente a frente nuevamente
evita el contacto físico pero me saluda con una sonrisa al tiempo que echando
la caperuza hacia atrás deja al descubierto su cabellos blancos. A pesar de ser
mucho más joven que yo ha envejecido prematuramente y las arrugas hace tiempo
que surcan su cuerpo. Desde hace años está obligada a vérselas con seres
extraños salidos no se sabe de dónde y que únicamente se muestran a determinadas
personas. Pero esto, pese a lo que muchos afirman, no es ni un don ni una
facultad. Es más bien una tortura. Parpadeos nebulosos, imágenes confusas que
le golpean el cerebro por unas pocas décimas de segundos mientras que en su
cerebro transcurren, sin embargo, minutos. Minutos en los que ha de ordenar lo
que le llega mientras ese “lo que le llega” no deja de titilar. Almas que
quieren dar un último aviso; Imágenes de seres desconocidos que se detienen
frente a ella para enviarle mensajes que ella preferiría ignorar. No. No son
voces en su cabeza. Son seres que llegan, hablan y se van sin que Elba, mi
amiga, pueda entender la razón de por qué es a ella precisamente a quienes se
dirigen y no a otros. Ella, que no tiene ningún deseo en introducirse en mundos
distintos del suyo mismo. Nunca fue muy sociable pero ahora, si algo nos une,
eso es la soledad absoluta de nuestras existencias. Raramente nos visitamos.
Dos solitarias acostumbradas a su soledad son generalmente incompatibles. Cada
una de nosotras ha convertido la soledad, que para el común de los mortales es
una cárcel, en un cómodo aposento adaptado a sus propios gustos y necesidades y del que
raramente necesitan salir. Si acaso para asegurarse del valor de lo que tienen.
Cuando me contó sus visiones, ¿cómo poder llamarlas si no?, su voz sonaba tan
melodiosa como su apariencia externa. “El silencio y la soledad crean espejismos
para las almas sensibles”, le dije. Y desde entonces no se desprende de su radio
y sus auriculares. Yo, personalmente, prefiero mi silencio; pero claro, mi
silencio es un silencio silencioso interrumpido únicamente por mis pensamientos
y en cuanto a la música se refiere, después de los clásicos la única melodía
que aprecio es la que produce la capa de Elba al rozar delicadamente el suelo y
que es distinta según atraviese los adoquines, las baldosas o la madera. “La
música clásica no es suficiente protección”, dice. “A veces incluso los atrae
con más fuerza. Tampoco las películas sirven de mucho: las imágenes se mezclan
con las visiones y es aún peor”. Así pues, durante el tiempo que Elba
permanezca a mi lado no tendré más remedio que soportar el estruendo de la
música moderna. Y no obstante, he de reconocer que esto, en épocas de
Eurovisión, también tiene sus ventajas. De no ser por Elba nunca se me hubiera
ocurrido analizar la letra de las canciones y mucho menos la fuerza de los
compases.
Al principio es realmente
emocionante.
Cuando terminemos estarán
llorando todos ustedes y eso porque esta Eurovisión 2016 no es ni más ni menos
que la proclamación cantada de la muerte de Europa, nuestra Europa, y
posiblemente incluso del mundo conocido.
Los primeros que inician el
revuelo son Los Países Bajos. De no
ser por ellos, este certamen hubiera sido tan aburrido como de costumbre y yo
hubiera podido dedicarme a menesteres más prolijos, como experimentar la receta
de una nueva sopa. Pero los holandeses, tradicionalmente serenos, tranquilos,
trabajadores y realistas incluso cuando los cercan las catástrofes más terribles,
se declaran sumidos en crisis y no en
una crisis cualquiera sino en una crisis existencial. Si se hubiera tratado de
una crisis existencial de los franceses, la cuestión no hubiera pasado a
mayores. Los franceses viven sumidos en una permanente crisis desde que nacen
porque ese es su hábitat, porque cuando nacen tienden a caerse en la crisis
igual que se cayó Obelix en el caldero de la poción mágica y por eso ya no hace
falta que beban más crisis, porque con la primera –la crisis post-natal- les
sobra y les basta y además ni siquiera podrían vivir sin ella, la crisis, del
mismo modo que Obelix no podría ser Obelix si no se hubiera caído en ese
puchero mágico. Pero tratándose de la crisis existencial de los holandeses la
cosa es seria. Los holandeses son trabajadores, pacientes, esforzados,
valientes, aventureros, austeros... En fin, una crisis de un pueblo así, un
pueblo admirado incluso por el irreverente Voltaire, es una crisis a tener en
cuenta. Máxime cuando gentes tan laboriosas piden un lugar en el que poder
apoyar la cabeza y descansar de una vida tan dura. “I´m going nowhere and I´m going fast. I should
find a place to go and rest. A place to lay my head tonight.” Los holandeses se conforman con poco y no
quieren abusar de la hospitalidad. Una noche, basta. “Every morning is another start” y este comienzo no tiene nada de
romántico. “Every morning hits so hard guess I´m running
scared, I´m running on empty. Mister, can you help me? Cause it seems I´ve been
led astray. I keep searching for an answer, for a way. Do you think I´ll ever
learn? I used to be without concern. Now
all I ever do don´t seem to free me”, preguntan con la serenidad realista que les
caracteriza desde los tiempos más inmemoriables.
Y lo peor: no se sabe si
ese “Mister” se refiere al oyente, a Lutero o, “simplemente”, a Dios.
Ante semejante brete, sus
amigos - franceses, los húngaros, los ingleses, los noruegos, los españoles y
hasta los bielorrusos y los malteses – se apresuran en correr a ayudarles.
El problema es que lo que en un primer momento pretende ser un apoyo termina convirtiéndose en un grupo de terapia.
En efecto: por primera vez los países europeos toman conciencia de su debilidad
y de su propia crisis existencia. . Los
serbios, por su parte, más que auxiliar aprovechan la ocasión para despedirse
formalmente de la Unión Europa con un discurso que suena “ni contigo ni sin tí”.
El problema es que fuera de la Unión las cosas no parecen andar mucho mejor.
Los suizos declaran que su muerte está próxima y su alma en paz consigo misma.
Los israelíes se aferran al sueño místico y los del Moldavia los despiertan sin
miramientos.
En cualquier caso es para estar preocupados. Admitámoslo:Que los holandeses, justamente los holandeses, confiesen su
crisis existencial y los suizos no sólo revelen que su muerte está próxima sino
que lo acepten con la serenidad del que sabiéndose condenado a muerte su
remedio ha puesto su alma en orden, porque sus negocios lo han estado desde
siempre, es algo que inquieta y mucho.
De ser cierta la tormenta que la música
afirma que se avecina en los próximos tiempos, los paraguas no serán
suficientes para protegernos del chaparrón que va a caer. Ni los paraguas ni
los impermeables ni...
Los holandeses están en
crisis y su crisis es, sobre todo existencial. Francia,
para tratar de levantarles el ánimo, les confiesa que ella anda siempre a
la búsqueda del amor llevando bajo el brazo a la postmodernidad como guía: “J´ai cherché un sens à mon existence; j´y
ai laissé mon inoccence; j´ai cherché l´amour et la reconnaissance; j´ai payé
le prix du silence; je me blasse et je recommence”
Como vemos “yo” “yo” “yo”.
¿Y el tú? Qué es el tú para el francés? Ah, el tú, en Francia como en el
discurso postmoderno es también sumamente importante: “Tu m´as comme donné l´envie de être moi. Tu as tué la peur...”. O
sea, que o el tú sirve al mí-yo o... au-revoir (lo que traducido al español
vulgar significaría “a freir espárragos”). No me extraña que a estas alturas de
la vida Francia siga buscando... Pero los holandeses mueven la cabeza de un
lado a otro o, lo que es peor, no la mueven en absoluto y permanecen
impertérritos. A los holandeses la postmodernidad no les va. La postmodernidad
es la playa de vacaciones del francés, los romanos-jabalíes de Obelix, la
crisis perpetua en la que el francés de pro se ejercita diariamente en el noble
deporte del surf y ellos –los holandeses- no tienen tiempo para jugar con el
agua. Más bien han de esforzarse, cual descendientes de Sísifo, en detenerla.
Los húngaros, metidos a psicoterapeutas, quizás por su cercanía
histórica con Austria, les explican a los holandeses que lo primero que hay que conseguir para
salir de esa crisis existencial es ignorar las opiniones de los otros y en muchas ocasiones el mayor enemigo a la
hora de lograr este propósito es la propia mente de uno mismo: “When you need to run away from what other
people say your enemy might be your own mind. For long you fell
mistreated. In a world where the poems sound fake and the love is replaced by
the fame, it´s only fear. Become a pioneer”
Que sean los húngaros los
que se declaren los pioneros de Europa, justamente en estos momentos,
precisamente ahora, da mucho que pensar
y más aún que elucubrar. ¿No creen ustedes?
Los ingleses siempre
gentiles, consuelan a los holandeses y les aseguran que no están solos. Los
ingleses no sólo se lanzarán a
salvarles, dicen los ingleses. Es que ellos –los ingleses- , dicen los
ingleses, son la salvación. Como se observa, el chauvinismo francés únicamente
es superado por el británico. “I´ll be the answer you´ve been
waiting for. I´ll be the truth you´ve been looking for. You´re not alone. We´re
in this together. All that you want is right here forever.” Para alguien que está pensando en el Brexit, esto
desde luego es una declaración de amor a los holandeses en toda regla y con un
poco de suerte incluso a Europa. ¿O tal vez hay que entenderla como un canto
nostálgico por el imperio perdido y las intenciones explícitas de un “aquí
mando yo” y no se hable más? Con las amabilidades nunca se sabe;
Noruega sabe cuál es
su papel en Europa para todos aquellos que la necesiten:. se proclama barco
rompehielos de Europa, de Holanda y de todo lo que haga falta“Baby, yes I heard your mayday. I´ll be your
icebreaker”. No sin antes, la ayuda si es ayuda real ha de ir acompañada de una lección,
amonestarles por la ligereza e insenstez de su comportamiento: “What can I do to make you listen? Like a northern light you´re dancing over every border line.” (Esto, seguramente, es lo que le diría Dios a los
holandeses.)
“Passing every sign between reality und
fiction”. (Y esto lo que
seguramente lo que les diría a los españoles).
Los suecos "se hacen el sueco" y dicen eso de que a ellos "que los registren." No les importaría esforzarse hasta el agotamiento si se sintieran culpables o los remordimientos les impidieran dormir.Pero
la culpa, dicen los suecos, no es suya y por eso no van a hacerse responsables
de errores ajenos que no les corresponde. Holanda y Europa tienen en ellos mismos la
causa de la situación de miseria en la que se encuentran y ya son mayorcitos
para saber que equivocarse tiene un precio. Por tanto en vez de lamentarse han de aceptar las consecuencias de
sus mentiras y no venir llorando y actuando como si no hubiera pasado nada. “I´d crawl through the desert on my hands and
knees, rehearsing my pretty please, climb the highest mountain, if I were
sorry. If I were sorry I´d give you all the glory. If I were sorry it would be a
different story. Now did you ever realize that your mistake has a prize, oh you
threw it all away cuz you´re the devil in disguise? Now did you ever realize
the consequences of your lies, and would you save the falling tear, or act as
if there´s nothing there? No.
Los suecos no asumen ninguna responsabilidad que no sea estrictamente la
suya y con la crisis existencial ya sea de Holanda o de Europa ellos, desde
luego, no tienen nada que ver, dicen los suecos. Si tuvieran algo que ver entonces, nadie lo dude, lucharían hasta caer
extenuados.
España, por su parte,
no niega que los peligros existan pero lo importante es que ella todavía sigue viva.
(Esto, no hay duda, ha de ser considerado, en efecto, casi como un milagro, habida
cuenta de los esfuerzos que diariamente hace por dejar de estarlo) Si ella –España-
está todavía viva, no hay duda de que los otros conseguirán subir hasta el fin.
(A todas luces un punto de vista sumamente acertado, que no hay que dejar pasar
de lado) Sin embargo, justo es advertirlo, el Mister español, al contrario del
Mister holandés, no es uno sino dos (tal vez por aquéllo que ya decía Machado: “españolito
que vienes al mundo te guarde Dios, una de las dos Españas ha de helarte el
corazón” o tal vez por aquéllo de Mr Jekyll und Mr.Dr.Hyde) y se llaman Mr.
Fighter y Mr. Danger. “Mr. Fighter look there we go again. Go-getters don´t forsake. They
never wallow in their fate.” (Es curioso que esto justamente lo cante la representante de un país en el
que ante un problema suele decirse: “ y que salga el sol por Antequera”). Pero
ahí no se detiene su intento de reconfortar a los holandeses: “We´re
never gonna know what lies ahead.” (Lo que en palabras de Wittgenstein
significaría “De lo que no se puede hablar mejor no hablar” y en términos
militares: “No preguntes: hazlo.”) Y sigue dando fuerzas: “We only
got today to learn from our yesterday.” (Y esta frase significa por un lado la memoria
histórica y por otra, que no sé cómo nos las apañamos los españoles que siempre
empezamos a aprender el último día. Pero somos tan inteligentes que después
vamos y aprobamos. Raspando, pero aprobamos. Ni te digo, si fuéramos constantes
y nos matáramos de estudiar todos los días. Pero suficiente, oye, para ir tirando. Al fin y al
cabo a vivir que son tres días. Aprende amigo holandés a vivir) Pero para que
nadie crea que mantenerse vivo es fácil, ahí queda la confesión de los espejos
rotos: “I feel alive my whole life. I´m
still alive from broken mirrors” ( los más terribles: la pérdida de Cuba y
la Guerra Civil) “I wanna fight.” (España,
creo, es uno de los pocos países del certamen de Eurovision 2016 que habla de
lucha, al menos, tan abiertamente). “Come on and raise your battle cry.
You are the one who never dies.” (Quién yo? Yo soy una
pobre bruja mortal y bien mortal donde las haya…) “You´re followings
your dreams” (¿sueños?
¿De qué? ¿De lucha? Conmigo
desde luego no contéis) “Mr. Danger, no
need to be afraid. I got my light between my breaks.” (Esto indica ¿deserción
o falta de concentración? Ya ni se sabe. El holandés empieza a no comprender
por más que entienda las palabras) El español saca su espíritu quijotesco: “I
fought them face to face.” (En estos tiempos luchar frente a frente es un anacronismo,
aunque tal vez sea cosa de la deuda y la austeridad. Hay que modernizar el
ejército. Esto no es un problema español sino europeo. Por otra parte como elucubremos acerca de
quién son estos “them” contra los que se lucha “face to face” no acabamos nunca
y si acabamos no será en campos armoniosos, lo presiento.) “We go through our mistakes” (Esto es, de todo, lo único que tal
vez podrían entender medianamente los holandeses. ¿Pero les sería de utilidad a
un alma como la suya? No lo creo. Que uno esté vivo para dedicarse a luchar, no
es precisamente lo suyo. Por muy piratas que sean los holandeses si están vivos
no es para luchar sino para ser, progresar y seguir siendo. La lucha para
sentirse vivos, que es distinto del serlo realmente, o la lucha por la lucha,
no les termina de convencer.) Una cosa es cierta: si España gana este certamen
de Eurovisión, no hará falta ser un genio para pronosticar cuál es el rumbo
que, aunque sea de forma inconsciente, tiene Europa en mente.
Tampoco creo que el caballero
bielorruso, que se presta voluntario
para enseñarles a volar, ayude a los holandeses a superar su malestar
existencial: “I will help you learn how
to fly. Do you remember when you were younger? You
didn´t worry for a day. Now all the questions and no direction. They make our
reasons insane. It´s time you released yourself. Before you can let go. I
will help you learn how to fly.” (Que sea un bielorruso, precisamente un bielorruso, el que se ofrezca a dar
cursos de vuelo no deja de tener un punto de ironía, sobre todo teniendo en
cuenta lo sujetos y bien sujetos que ellos mismos están. ¿No creen? Eso sí, a
mí me gustaría que hubiera explicado quiénes son esos ellos “they” que
convierten en locura nuestros argumentos. Me hubiera dejado más tranquila.)
Malta, modesta
donde las haya, admite que aunque se ha pasado la vida intentando salir
adelante e intentado gustar a los demás, no es perfecta pero se conforma con
ser ok y sentir que puede caminar sobre el agua. (¡Y a esto le llaman humildemente “o.k”!) : “I been fading into grey trying to be
someone, trying to please someone. Always trying to break the fall. Feel like I
can walk on water.”
Serbia, por su parte,
no quiere ni vuelos de altura ni caminos de agua. Serbia ha tomado ya su propia
decisión y se despide de los holandeses
y de Europa con un “Goodbye”. “I wish I could stop it, wish I could fight it, but there´s nothing I
can do. I thought that we were meant for each other. Oh how I wish I knew you
better. I played a fool so many times, can´t even count it” (No hace falta que Serbia lo
reconozca. Lo sabemos todos, Serbia.
Te comprendemos. Has enviado tu solicitud para ser admitida en la Unión Europea
pero no estás segura de tu acción. Y sí pero no pero tal vez. Hm...) “Every
time I say Goodbye, you try to hold me by your side gotta fight my way out of
your hands, find the shelter from the pain. Every time you say your lies I hide
away and close my eyes” Serbia se
considera engañada y decepcionada y no está dispuesta a muchas concesiones. “I put my hands up but I won´t surrender
don´t need what doesn´t serve me anymore.”
Que el fin, su fin, se
aproxima inexorablemente es algo que Suiza
sabe con la misma precisión con la que maneja los negocios financieros y
construye relojes y la misma habilidad con la que come el queso con fondue sin
ensuciarse. Y por eso que lo sabe, lo sabe con una de esas ideas claras y
distintas de las que hablaba Descartes, no duda en titular su canción a modo de
epitafio: “The last of our kind” Los
suizos cantan melancólicos “here we are
with the end of the movie. I´ve never felt more alive. It´s time to rise” (
O sea, los suizos sienten la mejoría que sienten todos los agonizantes antes de
elevar su espíritu a las alturas) “We´re
the last of our kind” Los suizos son el último hombre del que hablaba
Nietzsche. ¿Quién es el último hombre? El último que se atreve a blandir la
espada de la Libertad Absoluta sin perecer en el intento. Suiza muere sabiendo
que muere y sabiendo quién es. Suiza muere en posesión de todas sus facultades.
It´s a whole new World ¿Qué pensaban?
Los suizos creen y mientras crean seguirán vivos aunque sea de una forma
completamente distinta. Mueren. Son los últimos hombres. El mundo que les
espera es completamente nuevo y distinto al conocido pero no serán ellos
quienes lo teman. Los suizos no tienen miedo. Al menos no de sus propios
fantasmas. “We´re facing the fire. Not afraid of our own
ghosts. “We´re all that we know and we´re out of our minds. Not afraid to be
brave though we´re the last of our kind.” El suizo acepta resignado el fin, su fin y posiblemente el del holandés y
el de Europa, igual que acepta el fin del día el reloj que marca las doce de la
medianoche. “This is Paradise. Turn off the search light.
We´re where we belong. Standing tall at the end of the story watching world
collide. It´s time to rise.” La pregunta del millón es si esto, que su hermano
gemelo Holanda, nacido al mismo tiempo que Suiza, con la misma religión, se
avendrá o no a morir de pie y serenamente. A mi entender la resignación suiza
es poco probable que sea compartida por Holanda. Suiza tiene su Banca pero Holanda
tiene un mar. Un mar que es su pesadilla tanto como su defensa. Suiza tiene su
Guillermo Tell pero Holanda tiene su holandés errante y un pasado, mal que le
pese, español. Hmm. No creo que los holandeses se despidan de este mundo tan
estoica y flemáticamente como los suizos. La diferencia la marcan los fantasmas,
seguramente. Suiza no tiene muchos y por eso puede estar en paz con ellos.
Holanda tiene unos cuantos más y por eso conciliarse con ellos resulta mucho
más complicado. Eso determina, claro, una muerte menos placentera. Los
holandeses morirán de pie pero no tranquilamente.
Los austriacos, con
Hungría a un lado y Suiza al otro, se marchan –dicho en vulgar español- por peteneras
y en vez de cantar en inglés, cantan en francés. No sé si porque a Freud le sigue inevitablemente la postmodernidad francesa o porque los vecinos de mis vecinos son mis amigos, o
porque la desesperación no les deja dormir. Si Thomas Bernard levantara la
cabeza... diría que sus compatriotas no han cambiado. Los austriacos harán lo que los franceses
hagan y les proponen a los postmodernos franceses, en perpetua crisis sumidos, fugarse
juntos.“Et quand tu chantes, oui moi je
chante aussi. Et
quand tu t´élances, j´te suis, et quand tu voles oui moi je vole aussi. Dans un
pays loin d´ici. On chante, On chante.À la recherche du
paradis” Cuando uno
escucha esto, lo primero que piensa es que si los británicos añoran sus tiempos
imperiales, los austriacos no suspiran tanto por su imperio, que únicamente les
provocaba migraña, sino sus operetas y los elegantes vestidos de las damas. Tal
vez por eso canten en franés.
En cualquier caso, los israelíes, expertos supervivientes
en tantos finales de finales, aconsejan dejarse de escapismos y nihilismos sin
sentido porque al fin y al cabo estamos hechos de estrellas y vamos en busca de
la promesa secreta. “Don´t escape no more cause we are
all made of stars searching for that secret promise.”
Islandia advierte igualmente
que los oye llegar. “Can you hear them
calling? Oh they´re calling out tonight. Now the skies
are burning. Oh they burn so bright. We shiver as we step into the cold, cold
night. Then we´re running. I hear them calling me. I hear them whispering. They
are singing nox we´re coming home.”
Al sueño místico israelí-islandés
le despierta sin contemplaciones una Moldavia
que asegura que aquí no hay mística que valga y les lanza un “falling stars”
que devuelve a la realidad al más profundamente dormido de los durmientes. Los de Moldavia les cantan que: “we could be the greatest falling, the
brightest falling stars. The sky is tumbling. It´s coming down, coming down.
The wildest fire is burning out. It´ll have turned us to pieces.”
Ahí queda.
Después de eso: ¿qué más se
puede decir?
Oh, dice Rusia tranquila. Se puede decir mucho
más.
Y en efecto. Rusia, se
levanta y se dirige a los holandeses con esa dulce, sugestiva, casi
hipnotizadora voz, eslava para decirles, quizás lo único que los holandeses,
los europeos, todos, quieren oir: que les ayudará no para que Europa le aporte
las ganas de vivir, como aseguran los franceses; tampoco para que les lleve a
un país lejano en el que cantar y cantar, como quieren los austriacos; ni para
luchar, como proponen los españoles, ni para aferrarse a sueños místico como
exponen los israelíes y los islandeses y tampoco porque Rusia, al modo noruego
se crea un barco rompehielos. No. Rusia va a ayudar a los holandeses, a Europa
porque:
“You are the only one”
“We can never let the word Be unspoken
We will never let our loving go come undone
Every thing we had is staying unbroken.
You will always be the only one.
You are the only one.
Wont ever give up cause you´re
Still somewhere out there
Nothin´or no-one´s gonna keep us apart
Breaking it down but I´m still getting
Nowhere
Wont stop. Hold on.
Thunder ´n´lighning it´s getting ´excitin´
Lights up the skyline to show where u are
Mi love is rising the story´s unwindin´
Together we´ll make it ´n´ reach for the stars.
You´re the only one you´re my only one
You´re my life every breath that I take
Unforgettable so unbelievable.
You´re the only one my only one.”
Añadan a esta letra la música
épica de la canción y quizás comprendan por qué resulta tan difícil oponerse a
las pretensiones amorosas rusas. Es que ese “tú eres la única, mí única”
¡despierta a un muerto! Máxime después de haber oído todo lo oído. Rusia está dispuesta a luchar por Europa
y por ende por Holanda sencillamente porque Europa es única, su única. Suena
machista y muy seguramente los racionales como Jorge están convencidos que esas son las palabras que pronuncia drácula
antes de lanzarse sobre su víctima para exprimirle hasta la última gota de
sangre. Totalmente de acuerdo con Jorge se muestran Ucrania que se
decide a cantar la mitad de la canción en inglés, para que todos los
entiendan, y la otra mitad en turco, para que sólo les entiendan los buenos
entendedores. “When strangers are coming...
They come to your house, they kill you all and
say, we´re not guilty, not guilty. Where is your mind? Humanity
cries. You think you are gods. But everybody dies. Don´t swallow my soul, our
souls” Los turcos cantan en turco y no les
entiende nadie más que ellos y los que hablan su idioma.
Jorge no se fía de los
rusos, los ucranianos les acusan sin grandes ruidos, sin grandes gritos, a las
brujas como yo, que nunca hemos recibido una carta de amor y que aún en el caso
de haberla recibido hubiéramos desconfiado de las pretensiones de la misma, tales
declaraciones de amor nos resultan sumamente divertidas y los suizos ni se
inmutan. Siguen a su ritmo en dirección a la tumba. Pero a esa mujer bella,
entrada en años, que es Europa y que recuerda con añoranza los viejos tiempos
en que ella era la reina de la fiesta y en la que todos caían rendidos a sus
pies suplicando una simple sonrisa, mientras que ahora las deudas y las arrugas
no la dejan salir de casa, que venga a cortejarla Rusia, su sempiterno
enamorado, ése al que nunca ha amado pero que nunca la ha abandonado, la
emociona sin remedio...
Ya pueden prevenir a Europa
de todos los males que le causará un amante tantas veces despechado, el peligro
en estos momentos es que Europa necesita que alguien le diga y le repita “que
es la única” y ninguno de los países que la componen es capaz de decirlo porque
todos andan mirando y analizando sus propios problemas y trazando sus propios
planes. Habrá que preguntar a la locomotora de Europa y mayor “rival” de Rusia:
Alemania.
Alemania está cansada y
harta de tantos vagones que frenan, descarrilan o se quejan del cansancio.
Alemania, y eso es de todo lo más terrorífico, considera la historia de amor
muerta y la pregunta que hace de si de verdad ha de terminar así la relación es
más retórica que otra cosa. No es que la ruptura le alegre. Al contrario, la
entristece y durante un momento en la canción parece que el idealismo que
siempre la ha caracterizado va a conseguir vencer su resignación ante el
inevitable fin pero termina imponiéndose su carácter práctico. Que nombre al
dragón no es asunto baladí. No olvidemos que anque Sigfrido mata al dragón es
él mismo traicionado por los enanos y muere. ¿Se podría reescribir la historia?
Pregunta Alemania sabiendo que eso es imposible a no ser que reescribir
signifique inventar. Y ella, sincera donde las haya, prefiere ignorar y
silenciar a inventar hechos que no son. Prefiere no ver a falsear los hechos. El surrealismo no es cosa que guste a los
germanos. Por experiencia propia sabe lo peligroso que son los sueños descabellados:
terminan convirtiéndose en pesadillas. Alemania da por terminada y concluida su
relación con Europa. Y aquí, como anunciaban los suizos, comienza un nuevo
mundo.
“The story of us
Is it already told?
Let´s tear the book apart
Start to rewrite it all
We´re already gone
But still in this together
Like a dragon to its gold
We´re still holding on
Our life won´t wait for us to live
We don´t need a lifetime to figure out what we
miss
The love we get is the love we give.
A money chest full of love but we hid the key
This is the ghost of you.
Haunting the ghost of me.
Lonely in a crowded room together
Tell me who´s scared now?
We´re playing house in these walls forever.
Can´t we get an alternate ending?
Somehow we will change
Everything that we touch
But we held on too tight
And change it too much
We sweep up this love.
Put the pieces back together
And if we find them all
Can we bring this to life?”
¿Comprenden
el problema?
¿Comprenden
por qué es tan difícil resistirse a la seducción rusa?
Eurovisión
2016 está la declaración cantada de la ruptura, el desamor, de Europa y lo está
haciendo igual que el nuevo amante que llega: en inglés.
La bruja
ciega.
Estoy realmente cansada. He empezado a escribir a las ocho y media de la
mañana y son cerca de las cinco y media de la tarde. Para ser sinceros yo no
tenía ninguna intención de concentrarme en el análisis de las canciones de
Eurovisión, pero la misma fuerza psíquica que está matando a Elba es la que la
obliga a conducirnos a los que nos relacionamos con ella por caminos
insospechados y nunca antes pensados. Soy consciente de que el análisis de este
artículo es poco profundo pero es que más que un análisis racional esto ha sido
el resultado de un puñetazo de intuiciones. Ni siquiera sé si llegaré a
corregir este artículo.No he corregido el texto. Lo he vuelto a introducir. Espero,
por lo menos, que se diviertan al leerlo.