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Monday, June 27, 2016

Saturno devorando a sus hijos. Parte 3. Brexit.

Y bien: hechas las anteriores consideraciones que me parecían pertinentes y necesarias para saber desde qué bases parte mi comentario, resulta imprescindible analizar la situación actual de Gran Bretaña. Hobbes, seguramente diría, que él ya sabía que conociendo la historia inglesa un Brexit únicamente podría desembocar, donde terminó desembocando el Cisma de Enrique VIII, en una guerra civil. En aquél tiempo la guerra civil no fue inmediata porque una serie de factores lo impidieron, pero desde luego los enemigos del reino siguieron maquinando y conspirando en la sombra contra el Rey.

Eso, posiblemente diría Hobbes. Pero lo cierto es que en nuestros días las comunicaciones por un lado, y las manipulaciones mentales, por otro, amén de la realidad virtual y factores varios permiten que tales colapsos exploten mucho antes y por eso, también, sea posible atenderlos inmediatamente.
Gran Bretaña elige democráticamente el Brexit. Como ya expliqué ayer, a menos que la sociedad haya caído en la barbarie más absoluta, a menos que se pretenda instaurar una dictadura, a menos que el electorado sea el más estúpido de los electorados de todos los tiempos hasta el punto de confundir un referendum con un rifa de boletos en la lotería, habremos de pensar que esa elección democráticamente tomada es también la querida y la deseada por el pueblo británico. De otro modo es el sistema democrático el que corre el peligro de colapsar y esto, creo, no hay nadie en su sano juicio que lo pretenda.

Bien. Gran Bretaña elige democráticamente el Brexit.

Escocia que hace un año dijo No a la Independencia pero que, recordemos, la volvía a exigir al día siguiente del No, vuelve a reivindicarla con más fuerza aún si cabe, amparándose en su deseo de permanecer en la Unión Europea. Irlanda del Norte, escindida en su interior entre pro-británicos, independentistas y pro-irlandeses, ve un rayo de luz hacia la independencia, por más que ni ella misma sepa qué independencia.

Los padres de Europa discuten a voz en grito. Mientras unos, dignos herederos del sistema pre-industrial de comportamiento,  abogan por darle un “merecido escarmiento” al desagradecido hijo que decide marcharse y sirva de “castigo ejemplar” a los que están pensando en hacer lo mismo, otros –los sucesores de Rhea- prefieren darle tiempo al tiempo para que las aguas se serenen dentro del territorio británico. Mientras unos, los pre-industriales, apoyan la separación escocesa (y puede que hasta norirlandesa), los otros llaman a la calma y a la unidad del núcleo familiar. Mientras los pre-industriales abren la caja de las emociones; los industriales y post-industriales llaman a la conciliación de criterios. Mientras unos anuncian despavoridos las pérdidas en la bolsa que el hijo malvado ha provocado, los otros aseguran que las cosas no tardarán en volver a su cauce, en cuanto se hagan un par de ajustes. (Y salgan, supongo, a la luz unas cuantas corrupciones más)

El dilema:o se apoya a Gran Bretaña en su decisión o no se la apoya. O se apoya a los Estados que la integran a acceder a la Independencia para que permanezcan en la Unión Europea, o no.

Los padres europeos y con este nombre no me refiero sólo a las instituciones europeas sino a los europeistas en general, (europeistas que al igual que los papistas fueron en su día más papistas que el papa, son ellos hoy más europeistas que Europa) pueden, desde luego, devorar a Gran Bretaña al estilo de los Titanes. Puede incluso devorarle un brazo, por más que ese brazo sea el escocés. 
Decidan lo que decidan será necesario que antes se pregunten por qué los tiempos pre-industriales de la modernidad vienen empaquetados en la bella envoltura del chantaje emocional, de ese discurso que ha sido utilizado en los últimos tiempos por prestigiosos periódicos al estilo de “Os amamos, no nos abandóneis” y perogrulladas similares; por qué determinados medios de comunicación hacen uso y abuso de las emociones: amorosas primero, para conseguir lo deseado y amenazadoras e incluso hirientes, después: cuando no se ha conseguido lo pretendido. ¿Por qué la sociedad pre-industrial aparece envuelta con emociones que sólo ocultan el chantaje emocional? Lo sabemos todos: porque los titanes ya no tienen la fuerza de antaño, porque el Poder del pensamiento pre-industrial decae y tiene que buscar tretas y trucos para convencer al que ya no le es posible vencer por la fuerza. Por eso. Simplemente por eso.

El grave problema: Que a pesar de que ese pensamiento pre-industrial trasnochado, débil y obsoleto es consciente de su debilidad, no permite que nadie le arrebate el Poder y por tanto no tiene ningún inconveniente en abrir la caja de Pandora y dejar escapar a todos los demonios del Averno.
El grave problema: Que su obsesión por mantenerse en el Poder a base de triquiñuelas no evitará la catástrofe porque su miopía le impide ver los peligros que acechan a Europa y que son más terribles que la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea. Salida, por cierto, que era nítida para todos aquellos que habíamos analizado la situación racional y no emotivamente, como la mayoría en cambio sí lo hizo. ¡Cartas de amor a Gran Bretaña para que se quedara en Europa! Lo dicho: ¡Hay cosas que claman al cielo, esta vez por insensatas!

En estos instantes todos aquéllos que hace un par de meses decían “Te queremos” (Te queremos para convencer y de este modo vencer), gritan hoy: “Ésta nos la vas a pagar”. Y con: “nos la vas a pagar” no se refieren solamente a la cuestión económica sino también a la territorial. De modo y manera que no tienen ningun pudor en proferir vítores de alegría cuando escuchan quejarse a los jóvenes por el voto de los viejos, oyen a los viejos recriminar a los jóvenes su baja participación en el histórico evento y observan cómo los airados escoceses organizan la convocatoria de un nuevo referendum de independencia. Que los escoceses lo exijan lo entiendo hasta cierto punto. En su día una de las amenazas que recibieron fue que si se separaban de Gran Bretaña dejarían de pertenecer a la Unión Europea y esto les acarrearía graves pérdidas económicas hasta llegar incluso a la ruina. Y hete aquí que un año después es Gran Bretaña la que decide irse del Club europeo. Esta, por otra parte, es la amenaza que se les hace a todos los nacionalismos regionales, por ejemplo, al catalán. Así que ustedes pueden imaginarse lo contentos que están todos los catalanes y nacionalistas regionales cada vez que se anuncia a bombo y platillo la posibilidad de que Escocia se segregue de Gran Bretaña y logre su independencia. Por otra parte no entiendo, nadie en su sano juicio lo entiende, que los mismos que se rasgan las vestiduras por el abandono de Gran Bretaña del club europeo y de Cataluña de España, no lo hagan por el abandono de Escocia de Gran Bretaña. Curiosamente que un país socio abandone el club del que es socio les indigna más que el que un territorio de un país decida independizarse. La falta de lógica de esta actitud indica la ciega violencia que el pensamiento pre-industrial entraña en sus razonamientos. Todo es emocionalidad, todo es convencer para vencer, todo es un lloriqueo seguido del látigo y a continuación otro lloriqueo, un narcisismo que exige dominar en cada momento y en cada situación sin permitir decidir libremente, obstaculizando que esa decisión se lleve a cabo y alegrándose, como muchos se alegran ahora, de la dificultad de la empresa acordada.

Hay otro grave problema: Por más que el castigo a Gran Bretaña sea ejemplar, ello no solucionará en absoluto la crisis económica que, con independencia del país anglosajón, existe y subsiste en Europa. Por más que algunos pretendan convertir a Gran Bretaña en la causante de la bajada de la Bolsa, los terremotos financieros y qué se yo, todos sabemos que dichas turbulencias son simples turbulencias que no tardarán en ser resueltas. El problema real y bien real, es el endeudamiento de la mayoría de los países que componen la Unión Europa. El tema Euro está lejos de ser resuelto. Las intenciones de algunos países miembros de reorganizar la Unión Europea a base de la constitución de un subclub dentro del club que admita sólo a unos cuantos son cada vez menos intenciones y más planes proyectados y reivindicados. El aumento del paro, el envejecimiento de la sociedad, la llegada de refugiados y emigrantes, la crispación de los ciudadanos... todo estos son factores que han de ser resueltos con o sin Gran Bretaña en el club.

Hora es pues de superar el pensamiento pre-industrial basado en el Terror del Poder y considerar que los tiempos industriales han traído una nueva forma de pensar. No para de hablarse de colaboración, solidaridad, coordinación, diálogo, acuerdos. Sólo de esta manera es posible mantener las relaciones de manera más o menos civilizadas con Turquía, por ejemplo, cuando Turquía se niega a dar entrada a determinados cargos políticos alemanes por la cuestión armenia. ¿Y van esos mismos a desestabilizar a un país que aunque no quiera seguir siendo socio es, al fin y al cabo, aliado militar? ¿Y van esos mismos a entrometerse para entorpecer una empresa que acaba de comenzar y que será complicada porque empezar siempre resulta difícil y empezar manteneniendo la libertad mucho más aún y  en el sistema hegeliano en el que actualmente nos encontramos ya ni te digo?  

Es un aviso a todos aquellos que piensan pre-industrialmente. Si se desestabiliza a Gran Bretaña no sólo se desestabiliza a ese país: Europa entera quedará debilitada militar y socialmente. La desconfianza entre los Estados miembros crecerá al tiempo que habrán de incrementarse las sanciones económicas a los insumisos y de perdonarlas a los fieles. Eso, sin olvidar que, dependiendo de lo que suceda en Escocia, los nacionalismos regionales reivindicarán su derecho a la secesión y a la permanencia en la Unión Europea. Es muy posible que se desencade una nueva ola de revueltas y un nuevo resurgir de terrorismos nacionalistas que habían quedado dormitando, reposando de tantos lances.

Si los pre-industriales se empeñan en castigar a Gran Bretaña lejos de solucionar los problemas europeos, los intensificarán.

No es a los nacionalismos del s.XIX, como creen algunos, adónde nos encaminamos.

Es al mundo de los clanes y de las hordas.

Al mundo de la barbarie sin libros y sin palabras.

Al mundo medieval en su versión Neo.

La bruja ciega.
Como ustedes saben, escribo a la velocidad del pensamiento y no suelo corregir antes de publicar. Lamento los errores derivados de una mala costumbre. Hay algo más: soy consciente de que la cuestión Brexit es muy compleja. Con independencia de influencias exteriores, no hay duda de que la sociedad británica se encuentra, ella misma, sumida en una grave crisis interna. Es preciso reconocer , sin embargo, que en esa misma crisis interna que va más allá de la simple crisis económica, se encuentran también, lamentablemente, el resto de los europeos y  el hombre occidental, en general. Y por Dios, no me vengan con la explicación de que ello se debe al materialismo occidental y que eso en oriente no pasa porque el oriente es más espiritual, porque tal aclaración es sumamente insatisfactoria. De todos es conocido cuán lujoso es el lujo oriental y lo espirituales que han de ser los que no pueden acceder a él sumidos como están en la pobreza.






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