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Wednesday, November 11, 2015

No sabe, no contesta

Mis geranios rojos iluminan el día gris del otoño y los caminos de los parques se cubren de alfombras de oro y cobre. Escribir en el momento actual no resulta fácil: la ola que ayer mutaba a lo lejos se inclina hoy sobre nuestras cabezas. Los griegos no cumplen todas las promesas hechas a sus acreedores; la izquierda portuguesa tumba al gobierno conservador; Cataluña proclama su  independencia para acto seguido, con gran contento por parte del gobierno central de Madrid,  declararla imposible: las rivalidades políticas entre los propios separatistas la han hecho inviable; Gran Bretaña anuncia que o se cumplen sus condiciones o abandonan la Unión Europea; Israel se enoja con la Unión Europea porque los productos de una parte del territorio que ellos consideran “suyo” y los otros: “no exactamente”, no van a poder llevar el etiquetado de “made in Israel”; Turquía-Erdogan envía amigables amenazas a Rusia-Putin por su actuación en Siria; VW se enfrenta a problemas “técnicos”; Eon pierde sumas billonarias; la federación de fútbol y en concreto la germana, se enfrentan al grave problema de la corrupción y uno sigue sin explicarse cómo cifras tan espectaculares pueden mantenerse ocultas tanto tiempo, a no ser que el botín se haya visto reducido y esa nueva y repentina trasparencia se deba a un ajuste de cuentas de los insatisfechos. Alemania no está para bromas. VW y el fútbol ya son bastante mayorcitos y tendrán que resolver sus problemas sin la marca Alemania. Y es que la nación germana tiene otros problemas mayores. Alemania no sabe qué hacer con los refugiados que llegan a sus fronteras. Es un “quiero y no puedo” que se agrava a medida que el resto de sus socios europeos se niegan a echar una mano y en una actitud a lo “no sabe, no contesta” prefieren ignorar el tema. ¿Dónde están los refugiados en los periódicos españoles? Lo dicho: “no sabe, no contesta” o “acaso escondido en un rincón”. En cualquier caso el problema amenaza con derribar la cohesión política nacional cuando la social ya está rota. Los húngaros observan a los alemanes con cara de “ya os lo decía yo”. Los austriacos y el resto les  preguntan en tono desafiante: “¿Y ahora qué?”.

“¿Y ahora qué?”, pregunto yo también. Una cuestión sumamente interesante. Algunos exigen a voz en grito vallas, verjas, muros y demás. ¿Es verdaderamente esto una solución? ¿Realmente lo es? ¿Qué pasará cuándo los desterrados de este mundo sigan acercándose a las fronteras europeas y su número derribe las vallas? ¿Sonarán los disparos a matar? ¡Ánimo, valientes! ¡No dejéis traspasar a nadie! ¡A tiro con ellos! ¡Caiga quién caiga! ¡Mujeres y niños primero! ¡A las serpientes salvadlas! ¡Cuidado con los lobos! ¡Atención a los buitres! ¡Hay que proteger a los animales! ¡Hay que ser humanos!

A ustedes esto les parecerá irónico. A mí me parece tétrico, sencillamente tétrico.

Hemos crecido en la idea de la solidaridad, la tolerancia, el cosmopolitismo y la apertura a otras formas de vida. Se nos ha inculcado lo importantes que eran nuestros valores occidentales, ésos que hacían de todo hombre un Hombre y que luchaban por los derechos universales de los cuales nadie debía quedar desprotegido. Se nos ha explicado que muchos de los conflictos bélicos en los que el Occidente tomaba parte estaban encaminados a desterrar el totalitarismo y la injusticia que regía en otros países. Se han acometido campañas contra las enfermedades de todo tipo, contra las desigualdades entre hombres y mujeres, se han incentivado colegios aquí y allá. Se nos ha repetido hasta la saciedad que todas las culturas tienen el mismo valor, que vivimos en un mundo cerrado en el que es importante saber que todo ser humano o no humano tiene derecho a la vida. Se han creado asociaciones para salvar a los cocodrilos, a las tiburones, a las serpientes; matar a los lobos está prohibido. Se han invertido grandes sumas en incentivar la tecnología medio ambiental y las energías renovables, se ha puesto en marcha la apertura de la información y de la cultura.. ¡Qué civilización más elevada la nuestra! ¡Qué cultura más desarrollada! Pero cuando esos desterrados, a los que tantas naciones han dedicado una parte de sus presupuestos generales llaman a la puerta, un silencio incómodo se hace en la sala. Alemania les acoge pero la casa no admite a muchos más, los de dentro se quejan por falta de espacio y comodidad y ya no saben qué más pueden hacer. El resto de las naciones europeas, el resto de los pertenecientes a esa gran cultura, miran a otro lado cómo si con ellos no fuera el tema: “No saben, no contestan”

Ah, justamente ahora que podríamos demostrar que tanto bello discurso era también un discurso real, decidimos que las circunstancias han cambiado, que nuestras circunstancias han cambiado, que no somos lo que fuimos, que no somos lo que dijimos ser, que tenemos otros problemas más serios de los que ocuparnos. Y alguien, ya ni sé quién, anuncia que la Unión Europea está a punto de desintegrarse. ¡Aplausos a semejante eminencia! Lástima que todos sepamos que Europa ya está desintegrada, pero no por culpa de los refugiados, no por culpa de la crisis, ni siquiera por culpa de las vallas. Está desintegrada porque la unidad de la Unión Europea ha sido una simple y pura quimera que ha durado el tiempo que han durado las arcas llenas. La crisis americana es aún más terrible y siguen unidos. Nuestra unión estaba basada en el bienestar, no en la crisis. La propuesta de Cameron no añade nada nuevo: mercado único y digitalizado, mercado abierto las veinticuatro horas del día, mercado libre y liberal para el comercio y las finanzas, restricción de idas y venidas para el resto de los mortales. El mundo virtual contra el mundo real. Los ingleses regresan a las raíces comerciales que tantas riquezas les proporcionaron: la piratería. Posiblemente ellos, los ingleses, es el único pueblo que ha hecho de sus piratas, sires. Mi reverencia a la honestidad de que hacen gala. Allí un ducado es un ducado venga de donde venga y proceda de quien proceda. No soy yo la única en decirlo. Fontane fue otro de los que afirmó que en Inglaterra la apariencia de caballero y el dinero hacen de un aldeano, un caballero. Y el personaje comunista de Huxley en su obra “Contrapunto” constata que el Lord es Lord sólo porque sus antepasados se dedicaron a saquear a diestro y siniestro. El problema no surge cuando un par de bribones alcanzan la nobleza, el problema surge cuando la nobleza entera se dedica al pillaje. Es ahí cuando los franceses decidieron acometer una revolución muy a la francesa. Porque hace falta ser muy francés para entender cómo diantres se puede hacer una revolución en la que no paran de rodar cabezas al grito de “Libertad, igualdad y fraternidad”. Lo que las cabezas rodantes tendrían que decir al respecto...

Ante el tema de los refugiados, los países europeos, salvo Alemania y unos pocos más, o “no sabe, no contesta” o se lanza a la construcción de diques de contención que aguantarán siempre y cuando la fuerza de la corriente no alcance unas determinadas dimensiones.

Son la autosatisfacción y la ambición las que no nos permiten admitir – posiblemente no nos lo permitirán jamás - que todo era palabrería: pura y simple palabrería. Igual que en esos programas de televisión en los que los invitados no dejan de repetirse los unos a los otros “te quiero” “te aprecio” al tiempo que vuelan los cuchillos y los corazones sangran, hasta que uno, al fin, decide que “por respeto a sí mismo” ya no puede decir que quiere a quien no quiere. ¿Significa eso que hasta ese instante ha estado faltándose al respeto a sí mismo? ¿Y qué es lo que le ha hecho cambiar de actitud? ¿El número de cuchillos lanzados, tantos que ya no le quedan más en el bolsillo o el número de cuchillos recibidos? Lo más probable es que ni él mismo conozca la respuesta. Los odios y los amores hoy se producen por generación espontánea. Ayer los mejores amigos se proclamaban mejores amigos en Facebook. Hoy luchan en Whatsapp luchan a muerte. Mañana en Twitter se reconciliarán. ¿Correos electrónicos? Eso queda reservado para el trabajo. Los temas privados es mejor tratarlos en las redes sociales.

Salgo a deambular. La ciudad se ha dejado envolver por la bruma otoñal y todo aparece más aletargado y sombrío que durante el alegre verano que acaba de dejarnos. Algunas tiendas abren mientras otras se dedican a anunciar el cierre. Una cierta nostalgia indefinida se expande y deja su aroma en el ambiente. Vuelvo a casa. En el salón me aguarda pacientemente Hobbes. Hoy teníamos una cita para tomar café juntos y de paso dialogar un rato y puntual como es él, se ha adelantado a la hora que habíamos acordado. El buen Hobbes me explica el capítulo XVII “Of the causes, generation, and definition of a Common-Wealth”de su obra “El Leviatán”  . Me lo explica en inglés y como dice el refrán: “A falta de pan, buenas son tortas”. Este es el resumen del mismo.

“(…)For the Lawes of Nature (as Justice, Equity, Modesty, Mercy, and (in summe) Doing To Others, As Wee Would Be Done To,) if themselves, without the terrour of some Power, to cause them to be observed, are contrary to our natural Passions, that carry us to Partiality, Pride, Revenge, and the like. And Covenants, without the Sword, are but Words, and of no strength to secure a man at all. Therefore notwithstanding the Lawes of Nature (which every one hath then kept, when he has the will to keep them, when he can do it safely,) if there be no Power erected, or not great enough for our security; every man will and may lawfully rely on his own strength and art, for caution against all other men. And in all places, where men have lived by small Families, to robbe and spoyle one another, has been a Trade, and so farre from being reputed against the Law of Nature, that the greater spoyles they gained, the greater was their honour; and men observed no other Lawes therein, but the Lawes of Honour; that is, to abstain from cruelty, leaving to men their lives, and instruments of husbandry. And as small Familyes did then; so now do Cities and Kingdomes which are but greater Families (for their own security) enlarge their Dominions, upon all pretences of danger, and fear of Invasion, or assistance that may given to Invaders, endeavour as much as they can, to subdue, or weaken their neighbours, by open force, and secret arts, for want of other Caution, justly; and are rememdbred for it in after ages with honour.
(…)
And be there never so great a Multitude; yet if their actions be directed according to their particular judgements, and particular appetites, they can expect thereby no defence, nor protection, neither against a Common enemy, nor against the injuries of one another. For being distracted in opinions concerning the best use and application of their strength, they do not help, but hinder one another; and reduce their strength by mutuall opposition to nothing: whereby they are easily, not onely subdued by a very few that agree together; but also when there is no common enemy, they make warre upon each othe, for their particular interests. For if we could suppose a great Multitude of men to consent in the observation of Justice, and other Lawes of Nature, without a common Power to keep them all in awe; we might as well suppose all Man-kind to do the same; and then there neither would be nor need to be any Civill Government, or Common-wealth at all; because there would be Peace without subjection.
(…)
Nor is it enough for the security which men desire should last all the time of their life, that they be governed, and directed by one judgement, for a limited time; as in one Battell, or one Warre. For though they obtain a Victory by their unanimous endeavour against a forraign enemy; yet afterwards, when either they have no common enemy, or he that by one part held for a friend, they must needs by the difference of their interests dissolve, and fall again into a Warre amongst themselves.”

¿Soy yo, de verdad, la única que oye aproximarse a los lejos los tambores de la guerra?

Los dioses del Olimpo seguirán bebiendo juntos el dulce néctar en sus doradas copas al tiempo que sus rostros, dependiendo del dios de que se trate, nos contemplarán burlones, indignados, compasivos e incluso apenados.


La bruja ciega.

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